Félix O. Martín Sárraga. 

Pareciera que el agobio que produce la actividad postulante de los grupos parcheros de la actualidad fuera cosa nueva pero, lejos de la realidad, la sociedad de finales del siglo XIX manifestaba igualmente su cansancio por ello, incluso en México, de donde procede este artículo:

«Lo que ha venido a dar algún color a esta alegra temporada es la aparición de la Estudiantina Caridad. 50 jóvenes y gallos vestidos de estudiantes recorren las calles cantando coplas y pidiendo auxilios. Despues de recrear los oídos durante 10 minutos le alargan a uno el sombrero de medio queso y hay que soltar el idem. ¡Y que pocos son los que se escapan!

Está Vd. comiendo en una fonda, llega la Estudiantina, y floretazo seguro. Va Vd. a ver una tanda, se ríe con los chistes de Gabilanes, y al salir le piden una limosna. Se dirije Vd. a la Alameda, además del real de la silla, tiene que llevar el duro o la peseta del estudiante. Porque éstos se multiplican: están en todas partes, como las moscas (perdonándome la comparación) y cuando más distraído se halla Vd., ya tiene delante una mano enguantada que le pide y unos labios bigotudos que le cantan:

Un auxilio de tí espero
para alivio del dolor.

El fín es muy noble, pero en cuántas mortificaciones y sofocos han puesto los filarmónicos-filántropos a los vecinos y vecinas de escasos elementos!»

Aunque fuera la póstula para allegar fondos destinados a aliviar las penurias derivadas de alguna catástrofe o epidemia, al igual que hoy, si la actividad se mantiene en el tiempo puede desencadenar lógicas reacciones.... igual que succede hoy en día, con el agravante de que generalmente lo recaudado ahora no suela destinarse a la beneficencia. 

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Imagen:

Estudiantina Caridad. El Imparcial, D.F. 15-09-1902. (imagen facilitada por Mª Guadalupe Munguía Tiscareño)

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Fuente:

Fregoli. Revista semanal. México. 28-02-1898.

Publicación: 03/06/15