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TUNEANDO
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TUNEANDO

Anecdotario

La policía abrió paso a la Tuna, que iba a cantar a los niños enfermos de San Juan de Dios

 

José Carlos Belmonte


El 24 de Diciembre de 1983, los componentes de la recién surgida en marzo de ese mismo año, TUNA INDEPENDIENTE UNIVERSITARIA DE SEVILLA, fueron a visitar, en pleno y con la bandera a la cabeza, a su Jefe o Presidente en ese momento, José Manuel Guillen "El Cojo", que había sido operado precisamente de su pierna en el hospital San Juan de Dios, en la Avda. Eduardo Dato, de Sevilla.

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La Tuna se va de marcha… fúnebre

 

Rafael Asencio González


A no dudar me ha sorprendido que haya gustado tanto la anécdota que, el torno a la canción “Clavelitos”, conté hace unos días y me ha animado a reeditar ésta que aconteció también hace bastante, justo antes de finalizar el curso 1991-1992, la cual considero a mi único juico asimismo una hablilla digna de contarse, y es que cuando crees que has actuado en los sitios más extravagantes aparece como por arte de magia la ocasión de hacerlo en otro de igual o mayor catadura… lo que ve el que vive.

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El libro que el correo entregó en su destino sin sobre que señalara la dirección del destinatario

 

Félix O. Martín Sárraga


En el otoño de 2012, tras numerosas conversaciones con Eduardo Coelho y Jean-Pierre Silva (autores, junto a Joao Paulo Sousa y Ricardo Tavares, de QVID TVNAE?) para ver la manera que pudiera hacerme con una copia de su obra, el segundo de ellos tuvo la amabilidad de introducir un ejemplar en un sobre, señalar debidamente tanto el remitente como el destinatario y enviármelo por correo. 

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¡Anda tunero, tócame el clavelitos!

 

Rafael Asencio González 


Supongo que en caso de interrogar a un tuno sobre el clásico “Clavelitos” pudieran escucharse numerosas batallitas en las cuales utilizó el antedicho como miñoca u carnaza de pesca amatoria; o tal vez un recuento aproximado de las miles de veces que la tocó mientras el pandereta de turno cumplía su oficio más socorrido; o quizá, también, hablaría del hartazgo que le provocaba le solicitasen la misma canción una y otra vez, como si no existiera en el mundo otra más allá del “Clavelitos”... de los cojones... con perdón.

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