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Crónica del viaje de la Estudiantina Española al Carnaval de París de 1878 según la prensa de la época

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Félix O. Martín Sárraga


Todos cuantos han leído un poco sobre el origen del traje de Tuna que mayoritariamente usan los integrantes de tunas y estudiantinas conocen que deriva del que mandó a diseñar la Estudiantina Española para su viaje a París de 1878. He aquí la crónica de dicho periplo según la prensa de la época.

Nuestras investigaciones apuntan como autor der su vestimanta al sastre del Teatro Real [2, 149], que hemos identificado como Lorenzo Paris [148, 149] y que continuaba siendo el sastre de dicho teatro en 1885 [43]

Dicho teatro abrió sus puertas el 4 de octubre de 1877 y Paris en poco tiempo fue conocido en su entorno como el "capo serio" [78]. Gracias a dos grabados de fecha anterior la evidencia señala que esa aquella vestimenta pudo inspirarse en otras preexistentes (80,81) y él sólo -por decirlo de alguna manera- la dotó de la elegancia habitual de las ropas que diseñaba para zarzuelas y óperas.  

De su vestimenta Morán Saús y cols. [1] recuerdan que lucieron cuellos de abanillo, escarapelas y cintas de colores en clavijeros de instrumentos de cuerda y panderetas (elementos carnavalescos), pero pocos conocen los pormenores de aquella expedición que resultó tan trascendental para la vestimenta de nuestra costumbre escolar. Es por ello que plasmamos en este artículo los datos hallados en la prensa española de la época y sin pretensiones de abarcar la totalidad de lo publicado para mayor conocimiento de su viaje de dos semanas (del 3 al 17 de marzo de 1878), con serenatas, conciertos, agasajos, anécdotas y críticas.

Estudiantina Espanola en Paris foto 1878

Estudiantina Española en París (1878) [76]

La primera referencia encontrada es del 8 de febrero de 1878 cuando se publica que «Esta tarde ha tenido lugar en la calle del Clavel el ensayo de las piezas musicales puramente españolas, por varios alumnos del Conservatorio con objeto de preparar una estudiantina [¿Estudiantina Española?] que ha de visitar la próxima exposición [Universal de París]. El Sr. Ministro de Fomento les ha prometido todo su apoyo» [87]. Sabemos que no se habla de ella explícitamente pero, como el lector puede ver, las coincidencias son varias y hubo alumnos del Conservatorio de Madrid entre los integrantes de la Estudiantina Española, como más adelante demostraremos. Sin embargo no hay constancia de que visitaran dicha Exposición sino el Carnaval de la capital del Sena, ambos del mismo año.

Poco después, el 12 del mismo mes, se publicó (91): "Sesenta jóvenes pertenecientes a familias bien acomodadas de Madrid han organizado una estudiantina que en el próximo Carnaval recorrerá las calles de París luciendo ricos y vistosos trajes ejecutando con bandurrias y guitarras aires españoles".

Posteriormente, el 22 de febrero, la Estudiantina Española brindaba una serenata a la redacción de un diario diciéndose "que se ha formado con objeto de asistir a las fiestas del Carnaval de París" así como que "se compone de 46 guitarras, seis bandurrias, ocho flautas, 40 violines, 40 panderas, un director de orquesta y 40 postulantes". El artículo adelantaba que "llegará a París el día 3, y enseguida hará una visita a la Universidad para saludar a los estudiantes, y después visitará al presidente de la república, al embajador de España, a los ministros y a las personas más notables de la colonia española y americana" (92). También el 22 de febrero se publicó (95):

«Anteanoche fueron recibidos por sus majestades los jóvenes estudiantes que van a pasar en París el próximo Carnaval, tocando en presencia de las reales personas varias de las piezas del repertorio que se proponen dar a conocer en la capital de la vecina república.

Los que forman la estudiantina son sesenta jóvenes de familias acomodadas de Madrid que se proponen dar a conocer en París una de las costumbres más pintorescas y características de España al mismo tiempo que hacen un viaje de recreo».

Al día siguiente, 23 de febrero, se confirmó la información anterior a la vez que se desmentía un bulo que corría por la capital (96):

«Anoche tuvimos el gusto de ser obsequiados con una brillante serenata por la estudiantina titulada ‘La Española’, que se ha formado con objeto de asistir a las fiestas de Carnaval en París, dando a conocer a aquel público algunos de los aires populares españoles y una de las costumbres más características de nuestro país. Nos hizo oír varias de las piezas musicales que forman la colección que ha de dar a conocer en París y, por cierto, que el conjunto nada deja que desear y estaos seguros llamará poderosamente la atención pública en la capital e Francia.

La estudiantina se compone de 60 jóvenes de familias bien acomodadas de las diferentes provincias de España y se ha organizado antes de la época de la esposición (sic) porque en junio son los exámenes a los que no puede faltar, Llegará la estudiantina a Paris el 2 de marzo y en seguida se presentará en la universidad para saludar a los estudiantes franceses. Después visitarán al presidente de la república, al embajador de España, a los ministros, a las personas notables de la colonia española y americana, etc., etc.

Diez y seis guitarras, 6 bandurrias, 8 flautas, 10 violines, 10 panderas, un director de orquesta y 10 postulantes dormán la estudiantina, cuyos trajes son elegantísimos a la par que sencillos.

Acompaña a los estudiantes un dibujante encargado de remitir a los periódicos ilustrados dibujos de los principales episodios o recepciones.

Hace pocos días dieron una brillante serenata a SS.MM., a la princesa de Asturias y a las infantas, y salieron altamente agradecidos de las distinciones de que fueron objeto por parte de toda la familia real.

El aspecto de la estudiantina en su conjunto es brillantísimo, no sólo por la finura y distinción de cada uno de sus individuos sino por el órden y la perfección con que ejecuta las más difíciles piezas musicales, algunas de ellas con coros.

Y ya que nos ocupamos de la estudiantina Española debemos rectificar una noticia que, sin duda alguna por informes inexactos, ha publicado la ‘Mañana’. La estudiantina no se ha presentado a nadie en demanda de socorro para realizar su idea; algunos obsequios que, espontáneamente, se le han hecho con este objeto los ha aceptado cumpliendo con los deberes que le imponen la cortesía y la gratitud, pero no ha pedido socorro alguno a nadie y realizará la idea de todas maneras».

Dos días después, el 26 de febrero, un periódico madrileño publica que "sesenta jóvenes pertenecientes á familias bien acomodadas de Madrid, han organizado una estudiantina que en el próximo Carnaval recorrerá las calles de París luciendo ricos y vistosos trajes [2], y ejecutando, con bandurrias y guitarras, aires españoles. Admira que esos sesenta jóvenes no sepan ó no recuerden que en las calles de París no se conoce el carnaval más que por el ruido insoportable portable de millares de trompas de caza que resuenan constantemente en todos los barrios, y que más parecen alegoría á la trompeta del juicio final que demostración de regocijo carnavalesco" [3]. Al día siguiente, 27 de marzo, la noticia hallaba eco en la prensa de León de la siguiente manera (94):

«La estudiantina que se ha formado en Madrid para ir a París a pasar los próximos carnavales se compone de 16 guitarras, 6 bandurrias, 8 flautas. 10 violines. 10 panderas. Un director de orquesta y 10 postulantes, forman la estudiantina, cuyos trages (sic) son elegantísimos al par que sencillos según dice un periódico».

Como se puede apreciar la cantidad de integrantes, así como el desglose de ellos por instrumento varía pero no el número total de componentes.

Finalmente la estudiantina se publicó que saldría en el tren express del Norte (97) el día 28 de febrero con rumbo a la capital del Sena, pero una nueva información anunció que ello acontecería el día 29 (98).

La Ilustración Española y Americana [4] del 15 de marzo aporta el importante dato de que “la idea de la estudiantina nació en un grupo de jóvenes que se reunían todas las noches en cierto café de esta corte [de Madrid], situado en calle principal; la formación de la animada comparsa, aunque tropezó al principio con algunas dificultades, quedó terminada en época oportuna; la organización interior fue sometida á un meditado reglamento, de cuya observancia exactísima debía cuidar él presidente. Sobre este tema se ratificó en otra página del mismo diario escribiendo tras la visita parisina: “… los jóvenes que concibieron la idea de disfrazarse con el clásico traje de los antiguos sopistas de Salamanca y Alcalá y presentarse en París..[….] tocando la jota aragonesa y los zorzicos vascongados, y cantando el olé y las seguidillas con acompañamiento de vihuelas y bandurrias, panderetas y flautas, han obtenido un éxito asombroso". 

Sin embargo hemos de aguardar hasta el 11 de marzo para tener una descripción más detallada a la vez que polémica de su vestimenta puesto que el siguiente artículo, publicado bajo el título de "El Traje", afirma que sus capas eran blancas:

«El de la estudiantina española, compuesta por 64 personas y que está en París, es muy bello y gusta mucho: sombrero de arlequín [bicornio] con una cucharilla de marfil en el lugar de la escarapela, ropilla de terciopelo negro con cinturón de lo mismo y botones de acero, calzón corto de terciopelo negro también, medias negras de seda, zapato con lazos negros y hebillas de plata, capa y guantes blancos.

Llevan las guitarras adornadas con lazos de los colores nacionales de España. Todo ello forma un conjunto tan rico como pintoresco, y dichos trajes logran por su originalidad y buen gusto el éxito que merecen» [44,51,69].

El Diario de Córdoba publicaba sobre su vestimenta: "...es muy bello y gusta mucho: sombrero de arlequín con una cucharilla de marfil en el lugar de la escarapela, ropilla de terciopelo negro con cinturón de lo mismo y botones de acero, calzón corto de terciopelo también, medias negras de seda, zapato con lazos negros y hebillas de plata, capa y guantes blancos [69].

Una breve descripción de su indumentaria hecha por El Serpis [50] indicó posteriormente que portaban "elegantes capillas de terciopelo negro y el tricornio del antiguo bachiller", siendo interesante al señalar el tejido en que estaban confeccionadas las capas y que, al parecer, llevaban el sombrero "inclinado hacia un lado" [51,62].

Quizás el articulista, que al parecer no acompañó a la estudiantina en su periplo parisino, se confundiera al redactarlo porque ni los grabados de la época ni una posible foto de la Estudiantina Española tomada en Biarritz al año siguiente lo corroboran.

Publicó la prensa de la época del 28 de febrero de 1878 "mañana saldrá en el tren express del Norte la estudiantina titulada 'La Española', que como saben nuestros lectores, va a las fiestas del Carnaval de París'' [59], siendo ello una muestra más de la aceptación del tren como medio rápido y cómodo de transporte por los integrantes de las estudiantinas. 

 

Sábado 2 de marzo

La estudiantina llegó por la noche "sin novedad" a París, escribiendo un breve su presidente, el Sr. Zabaleta, por el que supimos que, durante el trayecto,  había recibido ovaciones en Valladolid y Hendaya (60). Esta misma noche "tocaron ante el palacio de la Embajada de España, suspendiéndose con tal motivo la circulación por el espacioso muelle d'Ossay"(sic)*. refería el artículo: "al atravesar los boulevards apenas podían abrirse paso por entre las apretadas masas de gente que les rodea, prorrumpiendo a cada momento en bravos entusiastas. Por la noche dieron un concierto en el círculo de la prensa, que les obsequió espléndidamente. Pronunciáronse brindis calurosos por la fraternidad de los pueblos, la unión de la raza latina y la desaparición de la barrera pirenaica" [54], no hallando más referencias de sus posibles actividades en esta fecha. 

(*) Mal escrito en el artículo publicado, el nombre del muelle era d'Orsay.

 

Domingo 3 de marzo

La Estudiantina Española se ha alojó en una fonda del faubourg Montmartre [54, 55], conociéndose que "dos grandes breaks del palacio Basilevsky y otros dos carruajes han ido esta mañana a buscarles a su alojamiento, y una vez en la morada de la reina Isabel, han sido objeto de un cariñosísimo recibimiento. Después han estado en la redacción de 'La Liberté' y en varias casas particulares que se disputan el honor de conocerlos" [54]. Ambas fuentes comentaron que en su "primera salida por las calles de París" recorrieron "el boulevard y la calle de Montmartre" y "dirigiéronse al palacio del Elíseo, delante del cual han tocado algunas piezas nacionales españolas, y después a la embajada de España" [5, 54, 55].

Estos artículos ratifican la información precedente y confirma que la Estudiantina Española ya se encontraba en París el 3 de marzo y empezó a deslumbrar con sus interpretaciones: “Los alegres jóvenes, que concibieron la idea de disfrazarse con el clásico traje de los antiguos sopistas de Salamanca y Alcalá, y presentarse en Paris, ‘la metrópoli del mundo civilizado’, comentándose "la finura y distinción de los jóvenes que la componen y el buen gusto de su traje" [54] así como que iban tocando la jota aragonesa y los zorcicos vascongados, y cantando el ole y las seguidillas con acompañamiento de vihuelas y bandurrias, panderetas y flautas, han obtenido un éxito asombroso”. El éxito, como queda dicho, ha sido asombroso: puede resumirse en la siguiente pregunta que, según un periódico de París, se dirigían mutuamente los habitantes de la capital de Francia, desde el día 3 del actual: ¿Dónde tocará hoy la estudiantina española?

EE1878 boulevares

La estudiantina por los bulevares (100). Colección personal del autor.

De su primera visita al Palacio del Elíseo decía la fuente [5] que “probablemente será recibida mañana pues hoy, no estando prevenido, el mariscal Mac-Mahon se hallaba ausente”. También informa que visitó el Casino de la Prensa, donde fue recibida “con las mayores muestras de simpatía.” A su regreso al hotel donde se alojaban recorrieron los boulevares tocando aires nacionales españoles.

Refiere La Lucha que "a las nueve de esta noche han dado una serenata ante la redacción del Fígaro. Más de 10 mil personas escuchaban los aires nacionales con religioso silencio, ininterrumpido sólo en los finales con grandes explosiones de bravos y vítores. Después han sido obsequiados con un lunch. En este momento (las once y media) están tocando frente al palacio del Elíseo rodeados por la multitud. Mañana doscientos estudiantes de  la Sorbone irán abuscarlos para asistir a un gran almuerzo que se les prepara en el barrio latino. La juventud escolar parisiense se reunirá a las ocho y media de la mañana. Ninguno de los jóvenes españoles ha experimentado novedad alguna" [54].

Ya desde este primer día de estancia parisina comenta la prensa que “la multitud, que se agolpaba a su paso, no cesó en todo el trayecto de aplaudir con el mayor entusiasmo” y anunciaba que el martes 5 de marzo por la mañana “una comisión compuesta por 800 estudiantes de esta Universidad irán en corporación a buscarlos para conducirlos al Barrio Latino, donde les tendrán preparado un opíparo banquete” y que “por la noche asistirán todos al baile de Bullier" (en referencia a Le Bullier).

  

Lunes 4 de marzo

La información hallada para este día es muy escasa, por lo que cabe la posibilidad de que, al ser laboral, lo destinaran principalmente a descansar. Lo encontrado indica que  comieron en el Palais Royal, tras lo cual ofreció una una serenata en el jardín" [67,70]. Las mismas fuentes indican que luego se dirigieron al Casino de la Prensa y a la redacción del periódico el Fígaro. Días más tarde La Correspondencia de España [68] publicó lo siguiente de lo acontecido este día :

"A las nueve en punto de la noche del lunes 4 llegaba al hotel [edificio] del Fígaro la estudiantina 'La Española'. Un gentío inmenso llenaba los boulevares Montmartre y de Italianos, la calle Drouet, en que se encuentra el hotel, y la calle de Provence. La curiosidad era tan grande que para no verse invadidos por la muchedumbre tuvieron los redactores del Fígaro que rogar a seis de los estudiantes se dejaran ver tocando sus instrumentos en el balcón que ocupa todo el piso principal de la casa (imagen siguiente). En el interior del hotel la concurrencia, todo lo numerosa que permitía el local, era de lo más distinguido. La estudiantina ejecutó variadas y lindísimas piezas. Una marquesa de champagne, hecha con el contenido de 80 botellas, sirvió de refresco a nuestros compatriotas.

En El Figaro 04 03 1878Izq.: Almanach du Figaro, 1879. (1878) Gallica. Dch.: Entrada del hotel de Fígaro. (1914). Bibliothèque Nationale de France.

 

A las once salieron del Fígaro para ir al Elíseo, donde daba Mac-Mahon su segundo gran baile este año. Los estudiantes entraron por la puerta del jardín que da a la avenida Marigny y se situaron en un espacioso salón que comunica con el elegante 'Salón de Plata', bien conocido de los que frecuentan el Elíseo. Allí tocaron cinco piezas que fueron acogidas con los más entusiastas aplausos. El mariscal rogó al marqués de Molins le presentasen al presidente de la estudiantina, señor Castañeda a quién dirigió frases sumamente afectuosas y corteses, preguntándole por el estado del Sr. Pinedo, tocador de pandereta, que sufrió una caída en la plaza de la Ópera el domingo. Después de haber recorrido los salones del Elíseo y de haber incendiado algún estudiante (así por lo menos lo refiere la crónica mundana) algún corazón femenino, regresó la estudiantina a su hotel. Veinte de los jóvenes fueron a terminar la noche en el baile de Valentino, donde obtuvieron el éxito más completo".

Al contener estos párrafos contenidos repetidos varios días más tarde cabe la posibilidad de que visitaran la redacción del Fígaro en más de una ocasión (nada raro si se entiende que perseguían mucha difusión mediática para que su visita resultara más exitosa) y que fuera costumbre refrescarlos con marquesas de champagne, no obstante incluímos esta segunda fuente [68] porque en el cuerpo del artículo especifica que ocurrió el "lunes 4".

 

Martes 5 de marzo

La prensa fue más prolífica en informaciones referentes a las actividades de este día:

Varios medios [64,73,74] publicaron un mismo contenido sobre este día: "Hoy han ido a tocar en las casas donde viven las reinas Cristina e Isabel y otras notabilidades españolas y después a la casas de Víctor Hugo. A las nueve de la noche estan convidados los estudiantes españoles en la redacción del Fígaro. Desde las siete y media un gentío inmenso se estacionó delante de dicha redacción llegando a hacer completamente imposible la circulación por la calle. Los coches en que iban los estudiantes no pudieron llegar hasta la puerta de la redacción a pesar de que los agentes de la policía hicieron grandes esfuerzos para restablecer la circulación de la calle. Con grandes esfuerzos consiguieron entrar en la redacción pero, al intentar salir de la casa para tocar algunas piezas delante de ella, era tanta la gente que se agolpaba a su alrededor que tuvieron que retroceder con algunos instrumentos rotos. A causa de esto salieron al balcón y allí tocaron varias piezas. A las diez y media quisieron salir de la redacción pero, a causa del gentio que no abandonaba la calle, tuvieron que dirigirse unos a pié y otros en coche al palacio del Elíseo donde el mariscal Mac-Mahon les había citado a las once en punto con motivo del baile que està dando esta noche. En este momento se hallan en dicho palacio".

El Imparcial [6] publicaba que "la Estudiantina Española es un verdadero acontecimiento para esta gran ciudad. Donde quiera que se presenta recibe ovaciones entusiastas. Un gentío inmenso la rodea constantemente, celebrándose la oportunidad de la expedición, la finura y distinción de los jóvenes que la componen y el buen gusto de su traje. Ayer tocaron ante el palacio de la Embajada de España, suspendiéndose con tal motivo la circulación por el espacioso muelle d'Ossay (sic). Al atravesar por los Boulevards apenas podían abrirse paso por entre las apretadas masas de gente que les rodeaba prorrompiendo a cada momento en bravos entusiastas. Por la noche dieron un concierto en el Círculo de la Prensa, que les obsequió espléndidamente. Pronunciáronse brindis calurosos por la fraternidad de los pueblos, la unión de la raza latina y la desaparición de la barrera pirenaica. Dos grandes breacks del Palacio Basilewsky y otros carruajes han ido esta mañana a buscarles a su alojamiento y, una vez en la morada de la Reina Isabel, han sido objeto de un cariñosísimo recibimiento. Después han estado en la redacción de la Liberté y en varias casas particulares que se disputan el honor de conocerlos. A las nueve de esta noche han dado una serenata ante la redacción del Fígaro, Más de 10.000 personas escuchaban los aires nacionales con religioso silencio, interrumpiendo solo en los finales con grandes explosiones de bravos y vítores. Después han sido obsequiados con un lunch".

Estudiantina cantando a la reina Isabel II en Paris El Correo de Ultramar Parte literaria é ilustrada reunidas Tomo XXXV Año 29 Número 898 1870 pag 1

Estudiantina Española, serenata a la Reina Isabel (99). Colección personal del autor.

Sobre esta visita decía el periódico parisién [62]:

«Los estudiantes españoles, que transcurren por las calles hace dos días y que han venido oportunamente para reanimar nuestro pobre y desfalleciente Carnaval, manifestaron el deseo de consagrarnos su primera visita. No podía Fígaro negarse a darles una hospitalidad a que ellos tenían derecho por vínculos de familia.

Fígaro les dijo: Estando en mi casa estais en la vuestra, venid para que oigamos vuestros boleros, vuestras poéticas canciones y vuestras voluptuosas danzas. Tenemos poco espacio en nuestras oficinas en comparacion con el número de vuestros amigos. No sabemos como dar hospitalidad a todos los que quieren oir la estudiantina.

Desde las ocho y media fueron abiertas las puertas a un grupo numeroso de tenores célebres, directores afortunados, diputados y compañeros. Concurrieron también muchas lindas señoras francesas y españolas.....[....].... A las nueve los 64 jóvenes que forman la estudiantina llegaron a nuestra casa atravesando con gran dificultad por enmedio del público reunido delante de nuestro hotel.

El ruido de las castañuelas y los tambores nos anunció su aparición, en medio de los sombreros negros se distinguían los graciosos estudiantes. Para que los espectadores que esperaban en las calles y en las ventanas de las casas pudieseon oir las canciones españolas que indicaba el programa propusimos al jefe de la orquesta que ejecutasen sus primeras piezas en el balcón de nuestra casa.

No es posible formarse una idea de esta escena que hubiera inspirado a todos los pintores y a todos los poetas de nuestra época: esos jóvenes vestidos de negro, envueltos en sus manteos y de calzón corto y media de seda, con el sombrero inclinado a un lado y con sus divisas amarillas y rojas colocadas en las guitarras, ejecutaban sus aires nacionales, formaban un conjunto maravilloso......[....]....

Los estudiantes salieron de nuestras oficinas tocando una marcha y la multitud abrió calle cuanto pudo para dejarlos pasar sin estorbar sus movimientos... Uno de los músicos extendió en el suelo su manteo y comenzó a bailar unas seguidillas.... Dirigiéronse al Elíseo para hacerse oír allí, por cuya razón no prolongaron más tiempo la visita que nos hicieron, con gran sentimiento nuestro y de nuestros amigos. Nuestra última palabra al estrecharles la mano ha sido la que se oye por todas partes ¡Viva España! ¡Viva la estudiantina!»

En este momento (las once y media) están tocando frente al Palacio del Elíseo rodeados de la multitud. Mañana 200 estudiantes de la Sorbone irán a buscarlos para asistir a un gran almuerzo que se les prepara en el barrio Latino. La juventud escolar parisiense se reunirá a las ocho y media de la mañana. Ninguno de los jóvenes españoles ha experimentado novedad alguna"

La Paz de Murcia [7] escribía en sus páginas que la Estudiantina Española se alojaba en una fonda del faubourg Montmartre (dato publicado también por La Correspondencia de España [57] y La Lucha [58]), quedando desvelada la delicadeza del artículo del 3 de marzo que calificó de “hotel” al lugar de su alojamiento inicial, y del que pudieran posteriormente haberse trasladado a un hotel (para descansar mejor y recibir debidamente a periodistas y visitas significativas) tras ser conscientes de los agasajos y calurosísima acogida que los parisinos les dispensaban. Confirma este artículo que “esta mañana han hecho la primera salida por las calles de París” así como su trayecto por el boulevard, la calle de Montmartre, Palacio del Elíseo y Embajada de España anunciando que “esta noche serán recibidos en el Círculo de la Prensa” y “mañana irán a la Universidad, en la cual los estudiantes de París les preparan una cordial acogida. Han sido muy bien recibidos en todas partes..."

El Constitucional [56] informa que visitaron este día "al marqués de Riera, al banquero Pereira y a la célebre cantante española señorita Sanz" y adelanta que "el próximo jueves darán un concierto público gratito en el jardín de las Tullerías" que "el lunes, a ruego de muchos senadores y diputados, darán otro concierto en Versalles y antes de abandonar París darán un gran concierto en el Teatro Italiano a beneficio de los establecimientos de beneficencia.

Cerca de 100 estudiantes franceses fueron esta mañana en busca de los de Madrid al hotel donde se hospedan. Llegados allí, varios de ellos dirigieron a nuestros compatriotas discursos de bienvenida a los cuales contestaron los estudiantes españoles con entusiastas frases de gratitud.

Pasados algunos momentos se dirigieron todos, españoles y franceses, hacia la Prefectura del Sena. Iban a pié por entre inmenso gentío que acudía de todas partes a verlos pasar. En muchos sitios tenían que abrirles camino los agentes de policía. Frente al palacio de la Prefectura tocó la estudiantina varios aires nacionales. El prefecto salió al balcón y los saludó desde allí, pero no satisfecho con esto les hizo subir a sus habitaciones y estuvo con ellos obsequiosísimo.

En el tránsito desde la Prefectura al barrio Latino se repitieron y aumentaron estas manifestaciones de simpatía. El público aplaudía y saludaba a nuestros compatriotas con el mayor afecto; a cada paso la comitiva iba aumentando considerablemente con otros estudiantes franceses y multitud de curiosos.

Una vez en el barrio Latino los estudiantes se dirigieron a casa del decano de la Facultad de Medicina y de allí a visitar al de la Facultad de Derecho. Finalmente pasaron a las escuelas de ambas Facultades donde les aguardaba gran muchedumbre de compañeros. Estos obsequiaron a la estudiantina con un refresco, que fue ocasión de nuevos discursos y brindis entusiastas por la fraternidad de las universidades españolas y francesas. El Sr. Olavarría hizo extensivo este sentimiento a toda la juventud latina. Nuestros compatriotas están invitados para mañana a un gran banquete que se da en honor suyo. Los bulevares han estado todo el día llenos de gente que esperaba el paso de los estudiantes, a quienes París prodiga muestras extraordinarias de consideración. Se preparan conciertos y otras fiestas en que tomarán parte".

En este día está fechada la siguiente crónica de la actividad registrada por la Estudiantina, que se tituló "París de día y de noche. La Estudiantina Española" [93]: 

«No es entusiasmo ya, es locura. Bien puede decirse que París no se ocupa de otra cosa. Sesenta y cuatro estudiantes españoles han tenido, como sabe el lector, la singular idea de venir en bulliciosa comparsa a pasar en París el Carnaval. En Valladolid, una comisión de estudiantes salió a la estación a saludarlos y a desearles en Francia una cordial acogida. En Hendaya el cónsul español no los dejó marchar sin que almorzaran con él y ejecutaran alguno de los preciosos aires nacionales que traían aprendidos. En Burdeos otra comisión de españoles salió a suplicarles que se detuvieran siquiera por un día para que la ciudad francesa conociera la tradición española que los estudiantes han traído a París. Ninguna de estas súplicas ablandó a nuestros sopistas, que se habían formado el propósito de amanecer el domingo de Carnaval en la hermosa ciudad qiue baña el Sena.

 

¿Qué descripciones del viaje hemos escuchado a alguno de ellos, compañeros nuestros hace un año en los bancos de la Universidad? Al silvar el vapor, paso doble de las bandurrias y guitarras de la estudiantina parecía que empujaba el tren y le hacía correr más de prisa. El ruido de los wagones*, parecido al cañoneo de una batalla n medio de los valientes acordes de una banda, producía en ellos la escitació* que la música militar y el olor de la pólvora produce en los soldados al entrar en combate.

 

—Si nos hubieran dicho que íbamos á conquistar el mundo, me decía uno de ellos, ninguno hubiera retrocedido. Esta frase retrata el carácter español.

 

Las nieblas de la noche apagaron por fin los sonidos de los instrumentos. Empezaba a amanecer; el director dio la señal, y se oyó el toque de diana mas delicioso que músicos improvisados tocaron jamás. Las guitarras rompieron la marcha, siguieron las bandurrias y continuaron reforzándolo flautas y violines. Esta improvisación fue de un efecto sorprendente.

 

Llegados á París, se alojaron en el hotel de Inglaterra, situado en el boulevard Montmartre. Y aquí empieza la serie de triunfos de nuestros estudiantes. El domingo de Carnaval tuvimos un día delicioso.—Pues no faltaba' otra cosa, decian; ¡si nos hemos traído el sol debajo del manteo!

 

Después de almorzar, subieron en dos inmensos “breacks”, tirados por cinco caballos percherones, y empezaron á recorrer las calles de París en dirección á la embajada española.

 

Aquel apiñado grupo de muchachos perfectamente vestidos, empuñando sus instrumentos; tumbados unos encima de otros, colgados de los estribos, saludando con gracia sin igual á todos, produjo un efecto indescriptible. La turba los seguía entusiasmada. La policía, temiendo que se exagerara el entusiasmo, los seguía también.

 

El embajador tuvo la galantería de no querer aceptar la serenata hasta que se le hubiera dado primero al mariscal Mac Mahon; pero una vez que se escucharon los sones arrebatadores de la banda, nadie tuvo fuerzas para dejarles salir.

 

De regreso de la embajada, y cediendo á las súplicas de la multitud, intentaron detenerse en la plaza de la Opera para dar una serenata pública; la circulación se suspendió; 100,000 personas se agruparon en derredor suyo, y una orden del prefecto vino en seguida á suplicarles que se retirasen para impedir que una barricada de seres vivientes dejase completamente incomunicada una parte de París con la otra.

 

Los estudiantes siguieron dando serenatas. Por la noche acudieron al Círculo de la prensa. Con la prisa no fue posible avisar a mucha gente. Hubo, sin embargo, periodistas bastantes para que al otro día París entero se agrupase delante del hotel de Inglaterra á fin de ver á los estudiantes españoles.

 

De la serenata dada en el Circulo de la prensa puede decirse que data el éxito que han tenido en París. Los franceses son duros para conmoverse; pero cuando se llega a tirarles en la cuerda sensible, son exagerados. Apenas escucharon unas cuantas jotas, unas habaneras y unas seguidillas, les retozaba por el semblante la satisfacción. Biavet , el redactor en jefe del Fígaro, confesaba, aplaudiendo como un loco, que aquello era "charmant, tres charmant"; a los españoles y americanos que asistían les brotaba el entusiasmo por los ojos; el conde Lepie, pintor notable, pedía que al marcharse le vendieran un de aquellos pintorescos trajes a cualquier precio; cuando terminaban una pieza no se aplaudía, se gritaba; cuando decían "ole" el público les contestaba con otro ole; cuando los violines marcaban algunos compases les interrumpían con frenéticos aplausos; Albert Wolf, el espiritual cronista de París, nos abrazaba en el colmo de su satisfacción; otro escritor cuyo nombre callo, decía que renunciaba a ser francés.

 

Se les preparó un refresco espléndido, y los mismos y los mismos socios, es decir, los periodistas, quitando las botellas de Champagne de las manos a los criados, les servían, considerándose en ello muy honrados.

 

—«Juramos no olvidar la noche del domingo» dijo EL GAULOIS en uno de los deliciosos artículos que ha dedicado á los estudiantes. El paso doble que ejecutaron al salir del Circulo de la prensa para dirigirse á la redacción del FÍGARO fue calurosamente aplaudido. Una vez llegados, tuvo la policía que defender las puertas para impedir que la muchedumbre invadiera el edificio»

 

El FÍGARO es casi un compatriota. Todos los adornos de su casa recuerdan á España. Uno de los frescos retrata una escena del Quijote; otro una escena de las corridas de toros. Los estudiantes fueron recibidos como compatriotas. A la una los grandes coches les volvieron á conducir á su hotel.

 

El día del lunes marca el apogeo de su triunfo: !a reina lsabel, el rey D. Francisco de Asís, el banquero Rotschild, el presidente de la república, les suplicaron que tocaran en sus casas.

 

Los estudiantes franceses han anunciado en todos los periódicos que hoy martes se reúnen en la plaza del Panteón, desde donde se dirigirán en cuerpo a hotel de Inglaterra á saludar á sus compañeros españoles. Hemos oído decir que les preparan un gran banquete.

 

Renunciamos á describir las dos serenatas dadas el lunes, la primera en la redacción del Fígaro y la segunda en el palacio del Eiíseo, en el baile del mariscal Mac Mahon. Al salir de la primera el gentío era tan numeroso, que la policía no pudo impedir que algunos instrumentos se hicieran pedazos. En la segunda, los 4,000 invitados del presidente abandonaron los salones del baile y los del "buffet" para escuchar las canciones españolas.

 

Espero que esa redacción habrá traducido lo que sobre el particular dicen los periódicos parisienses y que el lector se habrá formado un ideal de la locura con que se ha recibido á la estudiantina en París.

 

Para terminar estas notas que en forma de parte telegráfico remito, añadiré que se prepara un gran baile en casa del director de Gaulois, cuya invitación decía así:

 

«Los estudiantes españoles de paso en París ruegan al S..... que les haga el honor de venir á pasar la noche con ellos en casa de Mr. Eimundo Tarbé, director del GAULOIS el jueves, á las once de la noche.»

 

A este baile asistirán las grandes actrices de París. Los españoles les preparan además otro en el Gran Hotel. París, desde las mas altas regiones oficiales hasta las últimas capas de la plebe, no se ocupa mas que de la estudiantina española.

 

ALFAR.

5 de marzo».

Miércoles 6 de marzo

Buena idea de la importancia que la prensa española dio a esta visita parisina de la Estudiantina española la da que a las 10:16 de la noche del miércoles se publicó un breve artículo [8] que daba seguimiento a sus andanzas informando que "cerca de 500 estudiantes franceses fueron esta mañana en busca de los de Madrid al hotel donde se hospedan. Llegados allí varios de ellos dirigieron a nuestros compatriotas discursos de bienvenida a los cuales contestaron los estudiantes españoles con entusiastas frases de gratitud. Pasados algunos momentos, se dirigieron todos, españoles y franceses, hacia la Prefectura del Sena. Iban a pié, por entre inmenso gentío que acudía de todas partes a verlos pasar. En muchos sitios tenían que abrirles camino los agentes de la policía. Frente al palacio de la Prefectura tocó la Estudiantina varios aires nacionales. El Prefecto salió al balcón y les saludó desde allí, pero no satisfecho con esto les hizo subir a sus habitaciones y estuvo con ellos obsequiosísimo. En el tránsito de la Prefectura al barrio Latino se repitieron y aumentaron estas manifestaciones de simpatía. El público aplaudía y saludaba a nuestros compatriotas con el mayor afecto; a cada paso la comitiva iba aumentándose considerablemente con otros estudiantes franceses y multitud de curiosos".

Sobre este tema otro medio [68] publicó que la visita de la comisión de los estudiantes parisienses tuvo lugar a las diez menos cuarto de la mañana: Tras ello y "en correcta formación la estudiantina y, de a veinte en fila los estudiantes de París, se dirigieron al barrio Latino. Al pasar por la Prefectura de Policía hicieron una ovación al prefecto de policía, que la merecía por la amabilidad y afectuosa cortesía de que está dando continuamente pruebas para con los estudiantes españoles. La comitiva llegó así hasta el chalet, café-restaurante muy vasto, casi fronterizo al baile Bulher (sic) [debía decir Bullier], donde se bebió mucho ponche y se pronunciaron muy entusiastas y fraternales discursos. En la entrada del chalet se había establecido una mesa donde apuntaban los estudiantes franceses el importe de la cotización individual con que cada uno contribuia al banquete que tiene lugar en el Palais Royal hoy miercoles".

La misma fuente comentó que "el Sr. Bignon, dueño del elegante y famoso café Riche, había convidado a almorzar a la estudiantina. A la una y media llegaron los estudiantes al café Riche, donde les aguardaba un opíparo almuerzo de fiambres, dulces y vinos esquisitos. Varios diputados y senadores franceses que almorzaban en este establecimiento brindaron a nuestros compatriotas con una copa de champagne pronunciándose entonces ardientes discursos en pro de la estrecha union de las razas latinas. Las damiselas del boulevard habían acudido todas al café Riche.... y se mostraron sumamente espresivas. A las tres el café Riche era el centro de una aglomeración de gentes de que nada puede dar idea puesto que el inspector de policía especialmente encargado de proteger a la estudiantina la ha evaluado en su parte oficial en 56.000 personas. Del café Riche fueron al palacio del marqués de Casa-Riera pasando por los Campos Elíseos, llenos de carruajes y de gente".

La Correspondencia de España [68] publicó que "el marqués de Casa-Riera recibió a la estudiantina con la cordialidad más afectuosa y esquisita" poniendo a disposición de los estudiantes "seis cajones de habanos y refrescos de todas clases", así como un "pliego cerrado que contenía 10.000 reales", que de allí pasaron a los hoteles de los banqueros Sres. Cuadra y Pereira, "que les hicieron amistosas recepciones"  y que la estudiantina visitó a Elena Sanz, comentando la anécdota de que estando los estudiantes tocando polos y una malagueña la Sanz  se entusiasmó y "se puso a cantarlos con esa sal sin igual que Dios le ha dado, electrizando a los muchachos". Continúa el relato señalando que pasaron enseguida al hotel a comerse el almuerzo "que no habían probado por haber ido al café Riche", y a las diez empezaron a recorrer los bailes de máscaras, comenzando por el del Skating de la Trinidad (cuyo director, Sr. Rouvier, les obsequió con profusión de champagne), luego a Frascati (donde les esperaban muchos españoles y donde Arban, el conocido director de orquesta, les agasajó cuanto le fue posible), a Le Bullier, el baile que se convirtió en un triunfo entusiasta) y terminaron la velada a las tres y media de la madrugada con una visita al baile Valentino (cuyo director, Sr. Ducarres, "se deshizo en corteses atenciones").

Otro medio escribió que en su visita al barrio Latino los estudiantes se dirigieron a casa del decano de la Facultad de Medicina y de allí a visitar la Facultad de Derecho, cosa que quizás pudo acaecer antes de llegar al café Riche. En ambas Facultades les aguardaba gran muchedumbre de compañeros que obsequiaron a la Estudiantina con un refresco. Fue ocasión de nuevos discursos y brindis entusiastas por la fraternidad de las universidades españolas y francesas. El señor Olavarría hizo extensivo este sentimiento a toda la juventud latina. Nuestros compatriotas fueron invitados a un gran banquete que se daría el día siguiente en honor suyo. Los boulevares han estado todo el día llenos de gente que esperaba el paso de los estudiantes a quienes París prodiga muestras extraordinarias de consideración. Se preparan conciertos y otras fiestas en que tomarán parte". De esta misma fecha, 6 de marzo, es el famoso grabado que de la Estudiantina Española tocando aires nacionales en el Jardín de las Tullerías ha trascendido, publicado en su portada por La Ilustración Española y Americana [9].

EE1878 Tullerias

La estudiantina en el Jardín de Tullerías (100). Colección del autor.

El viaje hasta aquí realizado fue de esta manera relatado por un periódico alemán (88):

«Los estudiantes españoles en París.

Un evento tan grande en París causó un gran revuelo, es la llegada de una tropa de estudiantes españoles, gente de buena familia que quiere celebrar el carnaval allí. Lucen el traje  de los estudiantes de Salamanca del siglo XVI, una especie de tapa de Arlequín y una cuchara de marfil, chaqueta negra con botones de acero, pantalón corto de la misma tela, medias de seda negra, zapatos de cuero con brillantes hebillas de acero, una larga capa de paño negro y guantes blancos.

De los 64 miembros de la Estudiantina hay 16 guitarras, 10 violines, 8 flautas, 6 bandurrias y 10 banderas, el resto son castañuelas.

El sábado por la noche, la diversión estuvo en el "Figaro", en la calle  Drouot. El Domingo se trasladaron a Rue Montmartre, donde se alojaron de acuerdo con el Elíseo para dar un concierto a la señora Marschallin y, como los Duques habían salido, de allí fueron a la Embajada española. Aquí, los estudiantes tocaron durante dos horas.  A continuación abordó dos breaks de cuatro caballos con los que circularon por las avenidas. Al llegar a la Grand Opera tuvieron la idea de dar una presentación gratuita  en los escalones de la casa al congregarse numerosos viandantes que allí  fueron atraídos, que fue interrumpida por la policía.

El día concluyó en el Círculo de la Prensa con una serenata,  donde las damas se habían reunido y donde ejecutaron bailes nacionales. La madrugada del jueves, a las 3 de la mañana, los estudiantes dieron un concierto público en el Jardín de las Tullerías, reuniendo a una innumerable multitud y cosechando, como siempre, numerosos aplausos».

  

Jueves 7 de marzo

Sobre sus actividades de este día siguiente la prensa nos brindó los siguientes contenidos:

  • La Ilustración Española y Americana [10] nos ofreció un nuevo grabado de la Estudiantina Española dando serenata en la Plaza de la Ópera de París, mostrándola abarrotada de público.

EE1878 Opera

Serenata en la Plaza de la Ópera (101). Colección del autor.

  • El Imparcial [11] publica a las 11:34 de la noche: "Salimos del banquete dispuesto por los estudiantes franceses [en el barrio Latino] en obsequio de los españoles. Han asistido 330 personas, entre las cuales había jóvenes rumanos, polacos, eslavos, brasileños, griegos y de otras nacionalidades. Después de brindar todos ellos por la fraternidad universal lo hizo un estudiante de la República Argentina por el olvido de cuantos odios y recuerdos pudieran separar a España de sus antiguas colonias. El corresponsal de La Correspondencia de España dio luego las gracias a Francia en nombre de la prensa española.....[...] Terminado el banquete la Estudiantina madrileña toca en el jardín varios aires nacionales. Ahora van a dar serenata a la princesa Matilde” y anuncia que “mañana por la tarde tocarán en el jardín de las Tullerías [por lo que cabe la posibilidad de que repitieran actuación allí tras el éxito cosechado la noche anterior]. Por la noche asistirán a una soire en la redacción del Gaulois, donde se han dado cita varias notabilidades artísticas. El domingo tomarán parte de un concierto de beneficencia. El lunes irán a Versalles para obsequiar con músicas a los diputados y senadores, muchos de los cuales manifestaron hace ya días su deseo de oírlos en el palacio de la Representación nacional. Las autoridades [*] han dado permiso a los estudiantes para que usen sus trajes de Carnaval mientras permanezcan en París con el carácter y objeto con que vinieron". Señala la misma fuente que “la Estudiantina le ha anunciado también a Víctor Hugo una visita” [**] y que “Víctor Hugo ha respondido con estas palabras: 'Nobles hijos de España: soy vuestro amigo'”. [*] El Bien Público, en un largo artículo que, la semana siguiente, resumía las peripecias de la Estudiantina en París, desvelaba que la autoridad referida fue el prefecto de policía, Mr. Alberto Gigot, que les autorizó "a circular por París durante el tiempo de su permanencia con su bonito traje" [61]. [**] No hemos hallado constancia de que se llevara a cabo la anunciada visita a la casa de Víctor Hugo, sólo que la mañana del día 9 la estudiantina recibió en su hotel la siguiente carta que ofrecemos escaneada y que los estudiantes pensaban devolverle la cortesía "con una serenata" [68].  

Estudiantina Española autografo de Victor Hugo La Ilustracion Española y Americananº 12 pp 215 30 03 1878

Dedicatoria (102). Colección del autor.

  • La Paz de Murcia [12] reflejaba que “la Estudiantina Española comió anoche en Palais Royal, después dieron una serenata en el patio. Luego visitaron el Casino de la Prensa y el periódico el Fígaro; hoy visitarán los reyes doña Cristina, doña Isabel y D. Francisco de Asís, también visitarán a Víctor Hugo”, y anuncia que  “mañana visitarán al presidente de la República” señalando que "los convites que de todas partes recibe la estudiantina española son tan numerosos que no es probable puedan corresponder a todos. Hay en París un verdadero entusiasmo por los estudiantes españoles. Por todas partes que pasan reciben ovaciones."
  • La Ilustración Española y Americana [13] aportó una buena descripción de su vestimenta: “….los jóvenes madrileños comenzaron á tocar en la plaza de la Opera piezas de su repertorio; los guardianes dé la paz los interrumpieron, oponiéndose á aquel espectáculo inesperado, que atrayendo curiosos, empezaba á estorbar la circulación: la comparsa hubo de refugiarse en el vestíbulo del teatro de donde salió á poco tiempo para continuar el itinerario que se tenía trazado, y desfilando por delante de nosotros, nos dio ocasión para examinar los ricos trajes de los sesenta y cuatro individuos de ella, que así se parecían á los de los genuinos estudiantes que por las aulas de Salamanca y Alcalá arrastraban bayetas, como los vestidos de las pastoras del teatro á los de las verdaderas zagalas que pasaban la vida entre zarzales: jubón y gregüescos de terciopelo negro con botones de acero, y ancho cuello de encajes; medias de seda, también negras; zapatos de charol con lazo de igual color y hebilla de acero; guante blanco de cabritilla; gorra de terciopelo con un nudo de cinta amarilla y encarnada en unos pocos; en los más, sombrero apuntado (claque d’arlequin, dicen los periódicos de aquí), y la funesta cuchara á guisa de escarapela; tal era el atavío de estos bachilleres, más o menos auténticos, que doctores de los más encopetados se hubieran dado con un canto en los pechos por tener en siglo XVI para presentarse en la procesión del Corpus".

Complementó la información comentando la escena y desglosando el tipo y cantidad de instrumentos que portaba la Estudiantina: “La comparsa montó…. en dos breaks de los que acaparan los turistas para ingleses para ir á las carreras de Longchamps, tirados por caballos percherones, arreados por cocheros con traje tradicional del postillón francés…. En estos vehículos anglofranceses emprendió su paseo por los boulevares, la estudiantina de Carnaval, como una aparición de antaño engarzada en la moda del día dejando en nosotros un desencanto después del sacudimiento de entusiasmo que nos produjeron los primeros compases truncados de las flautas, diez y seis guitarras, diez violines, seis bandurrias, ocho flautas y diez panderetas… Sólo cuando colocada la estudiantina en los balcones de las oficinas del Fígaro, e iluminados sus trajes fúnebres por la alegre y esplendente claridad de la luz eléctrica, que daba á los jóvenes vestidos de estudiantes el aspecto de otros tantos marqueses de Villena …. sólo en la estrecha y no muy frecuentada calle Drouot pudo apreciarse al aire libre la habilidad de muchos de los ejecutantes…

No obstante esta información, los datos más completos y más ricos en detalles los aporta La Correspondencia de España [33], que publicaba lo acontecido el día 7 en París de la siguiente manera:

«La Estudiantina en París.

Paris, 7 de marzo.

A las 7 en punto de la noche llegaba ayer la estudiantina al restaurant Richelieu, sito en la galería de Montpensier del Palais Royal, donde estaba preparado el banquete con que la obsequiaban los estudiantes parisienses.

En tres salones estaban dispuestas quince largas mesas: la de la presidencia ocupaba sola el salón central; 275 estudiantes parisienses pertenecientes a todas las escuelas y a todas las nacionalidades tomaron asiento en ellas, teniendo a cuatro estudiantes españoles cada una.

Frente al presidente de la estudiantina, Sr. Castañeda, a cuyos lados estaban el Sr. Zabaleta y el director de orquesta, se colocaron el Sr. Arnault, estudiante en medicina, organizador del banquete, quién tenía a sus lados al estudiante de leyes Sr. Farnié y a un estudiante de ciencias.

En la misma mesa presidencial fueron invitados a colocarse el dibujante de la estudiantina Sr. de Ordozgoiti, el arquitecto español Sr. Morales de los Ríos, el Sr. Peyrocave, redactor de la Liberté, en representación de la prensa francesa, y el corresponsal de La Correspondencia de España, en representación de la española. Se habían dirigido, sin embargo, invitaciones a os corresponsales de los periódicos españoles en París.

Al poco rato de principiada la comida comenzaron los brindis, que fueron tan numerosos como entusiastas, y de los que voy a hacer rápidos estractos:

Un estudiante rumano: En nombre de vuestros hermanos del Danubio brindo por vosotros, compañeros estudiosos que representáis el alma y las aspiraciones de los pueblos. Yo os saludo, nobles españoles que abrigais los principios de libertad de la inteligencia que salvarán las razas latinas. Brindo por España y por la confraternidad universal de estudiantes.

Un estudiante argentino: Brindo por vuestra patria, hermanos españoles. Olvidemos los odios pasados y unamos nuestros corazones en un abrazo de cariñosa fraternidad.

Un estudiante brasileño: Brindo por la estudiantina española y espero guardará un vivo y cariñoso recuerdo de la cordialidad fraternal con que París la han acogido estudiantes de todos los países del globo.

Un estudiante francés: No se hablar en español, hermanos míos, pero os doy mi corazón en este abrazo en que estrecho sobre mi pecho a uno de vosotros.

Otro estudiante francés: La estudiantina española ¡ha iluminado nuestras almas con la luz esplendorosa de uno de los rayos del ardiente sol de su patria, y de él han surgido los sentimientos de fraternal cariño que hoy nos conmueven y entusiasman al grito de ¡vivan nuestros hermanos de España.

Un estudiante argentino: Conmovido ante la cordialidad del recibimiento hecho por los estudiantes franceses a los españoles, nuestros hermanos, brindo por Francia que nos ilumina con su ciencia y nos recibe en su seno con cordialidad tan afectuosa, por España que todos amamos, brindo a la fraternidad de los estudiantes del globo.

Un estudiante francés: Esta fiesta prueba la utilidad de que puedan conocerse mutuamente los estudiantes de todos los países. Después de habernos abrazado con los españoles saldremos de aquí aunados con sus ideas y sus aspiraciones. ¡Viva España!

Un alumno de la escuela politécnica: Brindo por la fraternidad inmutable de todos los estudiantes, brindo porque, unidos nuestros corazones en un solo latido, permanezcamos eternamente unidos en una mutua e inalterable afección.

Un estudiante francés: Brindo, compañeros míos, porque unidos en estrecha unión nuestros corazones, la mano de la Francia en la mano de la España, demos a la raza latina el esplendor que le corresponde.

El Sr. Olavarría (de la estudiantina): Al decir estudiantes me dirijo a los de todas las naciones, que son todos hermanos. En mi mente embargada no brotan ideas, y de mi garganta no salen palabras con las que expresar, en nombre de mis compañeros, nuestra gratitud y nuestro contento por la bondad y la benevolencia con que nos han acogido los estudiantes franceses. Con el alma henchida de gratitud bebo esta copa a la unión íntima de Francia y España.

El Sr. Mediano (de la estudiantina): Brindo por vosotros, generosos estudiantes franceses, que con tan fraternal benevolencia nos habéis acogido. Todos hacemos desde el fondo de nuestros corazones votos fervorosos por la prosperidad de vuestro país, y yo bebo a la grandeza de Francia.

El Sr. Marticorena (de la estudiantina):  En momentos tan solemnes no podemos menos de expresaros con amistosa efusión los sentimientos de cordial gratitud que nos animan, y de pediros la más estrecha e íntima amistad que reúna y confunda en un mismo sentimiento a los estudiantes franceses y españoles. Brindo por la estrecha amistad entre España y Francia.

El Sr. Marín (de la estudiantina): Brindo por los eminentes sabios franceses que, verdaderas antorchas de las ciencias médicas, nos guían con seguro paso por el camino de la verdad. Brindo por los Sapey, los Beclard, los Trousseau, los Claude Bernard y los Ricord. Brindo por vosotros, hermanos ¡y condiscípulos franceses.

El Sr. Pinedo (de la estudiantina): No se espresarme en francé pero os diré en español, compañeros franceses, que de todo corazón y con toda el alma os damos un abrazo de fraternal y sincera gratitud por vuestra cordialísima recepción.

El Sr. Olavarría (de la estudiantina y por segunda vez): No hay frases que puedan espresar nuestro agradecimiento, la emoción fraternal que nace en nuestras almas y llega a nuestras mentes no encuentra al llegar a nuestras bocas palabras que no sean su fiel trasunto. Es que los sentimientos de unión y fraternidad que esperimentamos se ensanchan hasta abarcar a la universalidad de los estudiantes; es que el acto a que asistimos sienta sobre sólidas bases la unión indisoluble de los estudiantes franceses y españoles.

Tan levantado acentos provocaron entusiastas y universales aplausos, apenas calmados los cuales se levantó el Sr. Farnié, vicepresidente del comité de los estudiantes franceses para pronunciar el discursito que sigue: Tengo el alma henchida de gozo al ver la espontaneidad con que mis compañeros han respondido a nuestra invitación de fraternizar en este banquete con los representantes de la inteligencia española. Si el local lo hubiera permitido, todos, absolutamente todos los estudiantes que existen en París hubieran venido a estrechar la mano de sus compañeros españoles, a brindar por la prosperidad de España. (Aplausos entusiastas, gritos de ‘si, si’, ‘es verdad’, ‘viva España’ cubrieron en ese momento la voz del Sr. Farnié). De regreso a vuestra patria, hermanos españoles, os pedimos digáis a vuestros compañeros en España que nosotros, sus condiscípulos y sus hermanos en las ciencias, las artes y las letras, os hemos estrechado sobre nuestros pechos en representación suya, como prenda de nuestra entusiasta fraternidad. Brindo por la juventud española y francesa.

El Sr. Castañeda (presidente de la estudiantina) leyó entonces en francés el siguiente brindis, que fue muy aplaudido y que hoy alaba sin excepción toda la prensa parisiense: Brindo por los estudiantes franceses, por los émulos de Bichat, los Cujas, los Poussin, los Pascal, los Berryer, de todos los hombres ilustres que han colocado en tan alto lugar las ciencias, las letras y las artes francesas. Brindo por esa juventud generosa que observa para nosotros las añejas y nobles tradiciones de esa hospitalidad tan cortés que coloca a Francia en primera línea entre las naciones latinas. Brindo por las universidades francesas. ¡Viva Francia!

Al pronunciar este viva reunió el señor Castañeda las banderas española y francesa que tremolaban sobre su cabeza, siendo acogido tan oportuno ademán con atronadores aplausos y entusiastas vivas a España y a la estudiantina.

Otro de los comisarios franceses brindó por ‘las damas españolas, que no tienen igual en belleza y en nobleza’ siendo contestado por el Sr. Borocoa, de la estudiantina, que brindó por ‘las damas francesas, cuya hermosura había encantado a todos sus compañeros, tanto como les había embelesado su amabilidad’.

El corresponsal de La Correspondencia dio gracias, en nombre de la prensa española que allí representaba, a los estudiantes franceses por la entusiasta y fraternal acogida que habían dispensado a los estudiantes españoles, y se dio por terminado el acto.

Más de veinte mil personas llenaban todo el jardín y todas las galerías del Palais Royal, y para corresponder a los aplausos y vítores con que fue acogida, tuvo la estudiantina que ejecutar varias piezas en medio del jardín.

A las once, y entre vivas recíprocos y entusiastas a España y a Francia, subió la estudiantina a sus charabanes dirigiéndose al palacio de la princesa Matilde, prima de Napoleón III, viuda del príncipe Demidoff y actualmente esposa del pintor Pauquelin.

En el invernáculo de este palacio, verdadero museo de preciosidades artísticas de todos los géneros y todos los países, esperaban a la estudiantina la princesa, su esposo, la Alboni, el conde Benedetti, el célebre embajador de Francia en Italia y otros amigos de la casa entre los que figuraban el conocido compositor y extenor Renaró.

La estudiantina ejecutó varias jotas, una habanera y el zorzico titulado El adiós, de Iparraguirre, que fueron aplaudidos con entusiasmo, retirándose después a su hotel.

Hoy jueves 7 no han salido de él hasta cerca de las tres, porque están rendidos de fatiga y porque han ensayado con Elena Sanz los acompañamientos que requieren varias canciones que nuestra gran contralto se propone cantar en el concierto que a beneficio de la estudiantina tendrá lugar el domingo 10 en el Teatro Italiano.

A las 3 han llegado al jardín de las Tullerías, donde han tocado para el público parisiense, dando lugar a un espectáculo grandioso que no puede menos de enorgullecer a los españoles. Más de cuarenta mil personas se apiñaban en el jardín de las Tullerías, que llenaban de bote en bote desde el malecón a la calle de Rivoli, desde las ruinas de las Tullerías a la plaza de la Concordia.

Desde que hicieron su entrada en París las tropas francesas que regresaban vencedoras de Italia no se ha producido en esta capital un acontecimiento que haya despertado tantas simpatías y llamado tanto la atención como la permanencia en París de la estudiantina española.

Pasan de 10 los convites que lleva recibidos la estudiantina.

El Senado y la Cámara de los diputados han solicitado oírlos el lunes 11 en Versalles. El Príncipe de Gales detuvo ayer su viaje para oírlos en el Círculo Imperial. De Londres y de Bruselas les envían súplica tras súplica pidiéndoles pasen a aquellas capitales.

En suma, la venida a París de la estudiantina ha sido para Europa, representada por Francia, una verdadera revelación de la España contemporánea, revelación que, llevada a cabo por jóvenes instruidos, apuestos, de una distinción y una finura superiores a todo elogio, y de un talento músico sumamente notable, ha tomado las proporciones de un verdadero acontecimiento y sacado a España del desdeñoso olvido en que estaba sumida.

Del jardín de las Tullerías, en que los abrazos y las demostraciones de afecto de los espectadores han hecho dificultosa la salida de los muchachos, ha ido la estudiantina al hotel que habitan los marqueses de Campomanes, en cuyos salones han sido objeto de la más cordial, afectuosa y espléndida acogida.

Me han asegurado que en el invernáculo del hotel, algo apartado de los salones de recepción, se encontraban D. Carlos y doña Margarita, que han escuchado muy conmovidos, según me dicen, las melodías españolas que la estudiantina ha ejecutado con su admirable perfección.

El marqués de Campomanes ha obsequiado a la estudiantina con un espléndido buffet y con seis cajones de ricos habanos.

De la casa del Sr. Ponce de León [marqués] ha marchado la estudiantina a comer a la suya, pasando de seguida al palacio que habita la duquesa de Valencia y terminando la velada en una magnífica recepción que en honor suyo ha dado el Sr. Tarbé, director del periódico Gaulois.

En casa de la duquesa de Valencia el entusiasmo fue tan espontáneo que al cantar la estudiantina su preciosa jota ‘El Olé’, el marqués de Molins se olvidó de que era diplomático para no recordar sino que era español.

Una opípara cena, precedida y seguida de un concierto en que tomaron parte Dupuis, Theo, Gudic y porción de eminentes cantantes y músicos se esforzaron en devolver a la estudiantina los instantes de verdadero embeleso que les habían procurado sus preciosas tocatas, completó la fiesta, de la que se retiraba la estudiantina a más de las cuatro de la madrugada».

Después de la profusión de telegramas y noticias que sobre la estudiantina se han enviado á los periódicos de Madrid, no tendría interés lo que podríamos decir acerca de su peregrinación por varios salones y sitios de París, desde sus primeras visitas al Embajador de España, que luego los presentó en el Elíseo, á las Redacciones de Le Figaro y Le Gaulois, al palacio Basilewsskí, al Círculo de la prensa conservadora, al Prefecto de policía, á la hija del Sr, Manzanedo, al Rothschild, Riera, Pereire, y á varias casas del aristocrático barrio de la Estrella, donde ha sido sumamente festejada, hasta el Tribunal de Comercio, cuyos ecos austeros, revelados por música tan insólita, no sabían á qué atenerse; hasta las escuelas de Derecho y Medicina, en la cual tocaron jotas y seguidillas delante de la estatua de bronce de Bichat; hasta el banquete, en fin, de los estudiantes de París, que tomando por lo serio los trajes de la comparsa humorística venida de España, brindaron por la fraternidad escolar, por la unión de la raza latina, por la América liberal y no sabemos por cuántas cosas más. Sólo la lozanía de la juventud ha podido dar fuerzas á los expedicionarios para la faena de ese movimiento verdaderamente continuo.

Este banquete también tuvo eco en medios regionales españoles, como el Diario de Córdoba [44], que complementaba estos datos señalando que el banquete dado por los estudiantes franceses en honor de los españoles se ha celebró, conforme se había anunciado, en el Palais Royal a las siete y media de la noche. Asistieron unas 340 personas, pronunciándose "calurosos brindis, siendo muy aplaudidos, particularmente el del estudiante español Zabaleta en lengua francesa". Aporta el curioso y nada infrecuente dato (tratándose de tunos) de que el Sr. Zabaleta, presidente de la estudiantina, se encontraba "bastante ronco" rogó "al estudiante francés Arnauld, uno de los principales organizadores de la fiesta, que diese en su nombre las gracias a los estudiantes franceses por los obsequios que habían tributado a los españoles". El banquete terminó a las diez y media terminó, la estudiantina tocó varias piezas en el jardín del palais Royal "ante una muchedumbre inmensa que aplaudía frenéticamente a la terminación de cada trozo y, desde allí, marchó al palacio de la princesa Matilde, ante el cual ha dado una serenata".

  

Viernes 8 de marzo

El Imparcial [14] continuó su cobertura del viaje con un extenso artículo del que reproducimos lo más importante a continuación, aportando citas a la prensa parisina publicada en aquellas fecha:

"La Estudiantina Española continúa siendo objeto de la atención y cariño de toda la ciudad. Es imposible que en España haya podido soñar nadie el éxito con que ha sido representada en el Carnaval parisiense por estos enviados de la juventud española, y los grados de simpatía entusiasta que en Francia han ganado para su patria con la excelente idea que les arrancó de Madrid, y la verdadera gracia con que la realizan en París....[...]...

Todos los periódicos, y su número es grande, llenan columnas con las impresiones que ha producido la visita de la Estudiantina Española. Véase algunas líneas literalmente copiadas:

El Moniteur exclama entre otras cosas, a la primera impresión que le produjo su vista: 'A la cabeza marchaba solo un alto joven, soberbio en su traje y de resuelto continente; después venía una doble fila de jóvenes con capa, representando los postulantes; detrás los 10 estudiantes con gorra o toca, llevando cada uno una pandereta colgada al cuello con un cordón con lazos amarillos y encarnados. Enseguida marchaban los 8 flautistas, después los 10 violines,  y, en fin, 20 tocadores de guitarra y bandurria, éstas pendientes de ancha cinta pasada al cuello con lazos de los colores nacionales en el mástil y cintas flotantes....[...]... El jefe puso orden en la comparsa, hizo tomar el paso cadencioso, y flautas, violines y panderetas, sostenidas por las guitarras, tocaron una marcha española. Era una armonía poco ruidosa y con mucho unísono, algo que hacía pensar en una marcha nocturna bajo los balcones de calles solitarias. Una multitud inmensa los seguía, todas las ventanas se abrían con estrépito y se llenaban de cabezas humanas.....[...]...millares de manos les aplaudían, en las ventanas se agitaban los pañuelos, un inmenso rumor de gozo subía mezclado con la marcha española por entre la doble hilera de casas. Era como un delirio general'. ....[...]...

'No se habla en este momento, dice Soleil, más que de los estudiantes españoles venidos a París para las fiestas de Carnaval, y que, sin sospecharlo quizás ellos mismos, han sembrado alguna alegría sobre el oscuro y triste tono que hoy tienen nuestros días carnavalescos. Son una sesentena provistos de guitarras, panderetas, violines y flautas, y en cuanto a las castañuelas dígase lo que se quiera, brillan por su ausencia, aunque los aficionados al color local o más bien tradición, no quieran admitir que estudiantes originarios de Andalucía o Galicia hayan podido ponerse en camino sin sus castañuelas. Los estudiantes españoles han mezclado agradablemente dichos instrumentos en una orquesta original con que nos han regalado a intervalos diferentes, y todos estos bachilleres de Salamanca, Granada y otras universidades célebres, de moda un día entre nosotros por las novelas picarescas, cubiertos del traje tradicional, tienen un aspecto que transporta a algunos siglos atrás y no deja de ser de los más pintorescos. La Estudiantina atraviesa París a los ecos de su orquesta y entre la más extraordinaria curiosidad de los transeúntes, bajo esta curiosidad hay mucha simpatía; se agradece a estos jóvenes que vengan a distraerse entre nosotros, donde tan poca diversión existe ....[...]...Al ver a los estudiantes de España, sin cabriolas grotescas, sin ninguna de esas exhibiciones y farsas que fuerzan risas dudosas, gozosos, alegres más bien, repitiendo en perfectísimo conjunto aires y melodías de su país, me vino el pensamiento de acompañarlos durante algún tiempo hasta la Nueva Ópera, en que los agentes de la paz tuvieron el mal gusto de interrumpirles bruscamente en la alborada que querían dar sobre los peldaños del peristilo. Fuéronse, a fé mía, tranquilamente, sin la menor protesta, siempre repicando, siempre rascando, siempre soplando, hacia el Palais Royal, contentos, llenos de animación y sin economizar a los parisienses el buen humor que traigan del otro lado de los montes; como era tarde, los dejé engollarse acompañados de una multitud considerable no sin haberlos saludado desde el fondo del corazón con una doble exclamación de ¡vivan los estudiantes! ¡viva España! Es Juan de Nivelle el escritor popular que todos los días habla al pueblo en este periódico de a sueldo y en este galano lenguaje el que firma el extenso artículo dedicado a la Estudiantina.

El Constitutionnel les consagra un precioso artículo bajo el título 'Los estudiantes españoles': 'Es curioso y de notar el incidente, y merece algunos comentarios. Sería precisa la pluma de Theophile Gautier para pintar dignamente los aspectos pintorescos de esta gozosa caravana. Es la antigua España danzante y cantante resucitada a nuestros ojos como al toque de varita mágica. Son alegres, vivos y amables. ¡Hay, pues, todavía un país donde la juventud en pleno siglo XIX ha conservado esta cosa encantadora que se llama la alegría, ¡Felices países esos! Estos centelleantes y escuetos ephebos no se han apeado en Francia para politiquear, no premeditan Congresos, no aportan discursos; han venido gentilmente pero sólo con guitarras, bandurrias, violines y flautas. Su intención es divertirse y agradar. Se divierten y agradan, El corazón de París ha ido a ellos repentinamente. Se les aclaman se les sigue con vivas entusiastas y frenéticos. Nunca ninguna embajada extranjera tuvo entre nosotros tan calurosa acogida. Y después ¡mirad al menos hidalgos bien criados que saben las conveniencias y respetan al pueblo de que son pasajeros huéspedes! Las primeras visitas han sido para el mariscal Mac-Mahon y para su embajador. Esta especie de juventud tiende a ser rara en Europa, y lo que hacen los estudiantes de Salamanca es un ejemplo que encontrará pocos imitadores en las  Universidades modernas. Es una razón más para que honremos a estos amables visitadores y les dirijamos con toda nuestra alma un fraternal saludo de bienvenida....[...]... La tarde de ayer la consagraron a hacer un buen número de visitas a casas de españoles establecidos en París, comenzando por el palacio Basilewsky, en que les fue dispensada la más calurosa acogida.

Por la noche estaban invitados por la redacción del Fígaro, y la multitud los esperaba apiñada y numerosa. He aquí el relato que el mismo periódico hace de la visita que recibió:

'Esperábamos dar anoche una fiesta íntima a la cual debía ser convidado reducido número de nuestros amigos. Superáronse nuestros deseos, porque en medio de 10,000 almas agrupadas delante del Fígaro, asistimos a uno de los espectáculos más pintorescos que pueden verse en París. Desde las 8:30 abrimos nuestras puertas a numeroso grupo de tenores célebres, directores afortunados, diputados y colegas....[...]... sólo había una masa compacta y ávida de oír la serenata......[...]... esta multitud tenía la más amable actitud y nuestro mayor deseo hubiera sido darle acceso en medio de nosotros.

A las 9, con exactitud española, llegaban a nuestra casa los 65 jóvenes que componen la Estudiantina, y atravesaron con gran trabajo por entre el numeroso público reunido delante del hotel. Los ecos de la música nos anunciaron su aparición, y en medio de los negros sombreros del público distinguimos los graciosos tricornios de los estudiantes. Se nos partía el corazón al pensar en que toda aquella gente reunida bajo nuestras ventanas no podría tener su parte en la diversión, y como Fígaro no es egoísta ni inhospitalario, nos ocurrió la idea de que la orquesta tocara desde el balcón para que los espectadores de la calle no se privasen de las canciones españolas que componían nuestro programa.

No se puede acceder a un deseo con más gracia de la que emplearon estos señores para satisfacer el nuestro. En dos minutos se agruparon sobre nuestro balcón, alrededor de la estatua de bronce de Fígaro, y ejecutaron un bolero que entusiasmó a la multitud. De todas partes estallaron los bravos. Es imposible dar idea de esta escena que inspiraría a todos los pintores y poetas de nuestra época; de aquellos hombres morenos envueltos en sus capas de paño, con calzones cortos y medias de seda, el sombrero graciosamente caído sobre la oreja, sus escarapelas encarnado-amarillas sobre las guitarras y ejecutando sus aires nacionales con un conjunto maravilloso. Parecía que se estaba asistiendo a una leyenda de Hoffmann y que Fígaro, descolgando su guitarra, se había unido al concierto.

Después de dos trozos ejecutados para el público de afuera, entraron en la sala y, delante del busto de Beaunmarchais, tocaron varias piezas calurosamente aplaudidas; a las 10 fueron invitados a beber champagne con los redactores alrededor de una inmensa marquesa helada de piñas y frutos esquisitos, respondieron seguidos más de 40 por Francia. El desenlace de la fiesta debía responder al comienzo: se terminó por un cuadro de que guardaremos eterna memoria y tomó un giro popular, a que el público de la calle se asoció con una gracia que nos prueba hasta que punto estaba compuesto de gentes de buen gusto. Los estudiantes salieron de nuestra redacción tocando una marcha animada, y la multitud, probando su inteligencia, se separó acertadamente para dejarles espacio libre y no embarazar sus movimientos.

Esta vez era la serenata tal y como la hubiésemos podido ver en las calles de Madrid. La viva claridad de nuestras bugías eléctricas imprimía cierta palidez a los rostros de los cantadores; era la serenata sobre el empedrado; uno de los músicos extendió su capa por tierra y bailó una seguidilla enloquecedora; el jefe dirigía su compañía con una elegancia que todavía hace resaltar más su aire absolutamente aristocrático. Se hubiera oído la rotura de una cuerda de guitarra, tan silenciosa y atenta estaba la multitud. Un inmenso ramo de violetas de Parma, lanzado del balcón de una casa de enfrente, cayó de pronto a los pies del bailarín y nuevos aplausos estallaron de todas partes.

 Los cantantes entonaron alegremente sus marchas de partida a los gritos de ¡viva España! con los que los rodeaban los espectadores. Nuestra última palabra al estrecharles la mano fue la misma que todo el mundo: ¡viva España! ¡viva la estudiantina!

Citando al Fígaro, La Crónica Meridional [51] añadía otros datos de esta visita a la redacción de aquél:

  • "Más de 10.000 personas reunidas" a las puertas de la redacción del Fígaro. "El aspecto de la calle Drouet era curioso: entre la de Provence y la de Lafayette no se veía más que una masa compacta y ávida de oír la serenata"
  • "Los estudiantes españoles, que transcurren por las calles hace dos días... han venido oportunamente para reanimar a nuestro pobre y desfalleciente Carnaval".
  • "Tocaron un bolero que entusiasmó a la multitud".
  • "Uno de los músicos extendió en el suelo el manteo y comenzó a bailar unas seguidillas. Un inmenso bouquet de violetas de Parma, arrojado de un balcón de una de las casas, vino a caer a los piés del que bailaba; nuevos aplausos se oyeron por todas partes". 

De allí fueron trasladados al Elíseo en 2 breacks que difícilmente cortaban el gentío. Se celebraba el segundo suntuoso baile de invierno en el Palacio de la Presidencia. Sus fachadas estaban resplandecientes de luz, largas filas de carruajes esperaban turno para dejar a sus dueños en el peristilo, desde el cual comenzaban las alfombras y flores...... Los estudiantes españoles fueron recibidos inmediatamente, atravesaron todos los salones en medio de aquella lujosísima y fastuosa reunión, ejecutaron varias piezas entre tres de ellos, recibieron conmovidos cariñosas felicitaciones del Mariscal [Mac-Mahon] y de su esposa, que les dirigió varias veces la palabra, y concluyeron su jornada rendidos de fatiga pero ebrios de satisfacción y contentos al verse así mimados y acariciados en brazos de la ciudad de la fortuna por cuanto encierra la primera ciudad del mundo.

EE1878-vestimenta

La estudiantina (103). Colección del autor.

El Gaulois ha puesto su redacción al servicio de los jóvenes españoles.... En su artículo de entrada titulado Mandolinata, canta con el más pintoresco lenguaje la excelente idea de la juventud española venida a París.

"Ya los habéis visto, a esos bachilleres de Salamanca que llenan París con su alegre y libre fantasía. Desde hace 2 días se les ve por todas partes, y por todas partes se les festeja; sobre el boulevard, en la Universidad, en el teatro. Van, vienen, alegres jóvenes, regalándonos seguidillas, alboradas, serenatas y boleros. Estos pintorescos estudiantes rescatados del Renacimiento son maestros músicos al par que caballeros del más bello continente.

Al diablo si los parisienses no les encuentran grandes bajo su traje ajustado de terciopelo oscuro, su ancha capa negra y su sombrero asesino sobre la oreja, y no se aficionan a sus canciones. Pellizcan la guitarra como si fuera de oficio; hacen decir a los violines cosas nunca oídas, y lo que viene por sus flautas no se va ni mucho menos por sus panderetas. Su viaje es una mandolinata interminable que todos aclaman: han hecho sensación a su llegada y su residencia entre nosotros es curiosa y picante como una página de novela de aventuras.

¿Qué es, pues, esta cuadrilla de amables aventureros? Dios mío, bien sencillo. Son estudiantes ricos de todas las Españas que han querido darse el placer de pasar una semana en París en condiciones originales. Germinó en ellos la idea de disfrazarse para el caso de bachilleres de Salamanca en el siglo XVI y de traernos así el Carnaval.

Dicho y hecho. Vedlos vestidos, con la cuchara de marfil sobre el sombrero, sus instrumentos de música a la bandolera y en marcha. Siguiendo su camino se detienen, canta, tocan, bailan y se divierten a sus anchas en honor a los transeúntes y en su propio honor. No piden nada a nadie, antes al contrario, dan. Todos se complacen con sus tocatas, los aplausos se contagian del uno al otro.

Este viaje de fantasía encuentra simpatías en todas las ciudades y estos turistas singulares desembarcan entre nosotros en medio de verdaderas ovaciones'. Esta mañana de presentaron 400 estudiantes a las puertas del hotel que los hospeda y una comisión pasó a estrecharlos en sus brazos.... Todos juntos, la comisión de la juventud escolar francesa al frente, los españoles después y los 400 estudiantes de París en grupo ordenado detrás, emprendieron ordenada marcha al son de la música y entre los bravos de la multitud, a la cual a penas podían contener las escuadras de agentes que abrían el cortejo y lo protegían en hileras por los costados. Las gentes salían a los balcones y, cuando pasaron por el mercado central, toso el mundo abandonó sus puestos para correr a contemplar a los estudiantes españoles.

A su paso por la Prefecturía de Policía se detuvieron para ejecutar varias piezas, u el prefecto, que estaba en el balcón con su familia, les hizo subir a sus salones, recibiéndolos con las muestras de la más esquisita cortesía. Eran ya las 12 cuando entraban en el cuartel o barrio Latino, todo en conmoción. Cada paso que daban lo daban entre bravos y saludos entusiastas que partían de los balcones y de los transeúntes. Allí fueron a saludar a los decanos de Derecho y de Medicina, y después de ejecutar varias piezas delante de las dos facultades, se despidieron en un chalet próximo con un punch, amenizado por entusiastas brindis a las Universidades de ambos países.

Para mañana la juventud francesa ha invitado a la española a comer juntos en el Palais Royal. A la 1:30 han ido a almorzar en el café Riche, que les tenía preparada suntuosa mesa. Les llueven invitaciones de todas partes. El viernes da una reunión en su obsequio la colonia hispano-americana en los salones del Grande Hotel [¿en referencia al Grand Hotel?]. La señora de Heine los ha invitado para la tarde de ese día. Teatros y bailes se los disputan".

Otro medio de prensa [40] cita a La Iberia al reproducir el siguiente artículo del mismo día 8: 

"París 8. Imposible describir el entusiasmo que aquí produce la estudiantina española, que cada día se ve más favorecida y obsequiada.

Por el banquete que en su honor ha dado el director del periódico el ‘Gaulois’ puede formarse idea de lo mucho que se les distingue, porque es imposible describirlo. Asistían a él el director del periódico el ‘Gaulois’ y multitud de personas distinguidas en las artes y ciencias, y se pronunciaron entusiastas brindis.

El señor Zabaleta, en nombre de sus compañeros, contestó de una manera digna, diciendo que el arte no distingue nacionalidades y que, por lo tanto, todos los artistas eran hermanos porque el sentimiento estético no conoce límites.

Grande ha sido el lujo, la ostentación, elegancia, esplendidez y entusiasmo que ha reinado sin que, a pesar de la hora avanzada en que ha terminado, dejáramos todos de desear su repetición.

Castañeda corresponde acertadísimamente a la dirección que, como vice-presidente, le está encomendada, y todos los demás compañeros secundan gustosísimos los deseos de la Junta Directiva, que no son otros que el de hacer que nuestra patria sea conocida.

Se nos asegura que los regalos que han recibido hasta ahora son de bastante consideración.

Repetimos las gracias a nuestros colegas parisienses por los obsequios de que son objeto nuestros compatriotas, y las frases halagüeñas que dedican a la ‘estudiantina española’."

Sobre la vestimenta de la Estudiantina Española comenta Julio Monreal [15] al año siguiente:

El traje, “si bien ostentaba el  tricornio, presentábalo reformado y embellecido, no siendo ya aquel sombrero mugriento y de grandes picos del siglo XVIII, uniendo en flagrante anacronismo, el cuello de abanillo del siglo XVI, con las medias, calzas y valones negros del XVII, y los zapatos de hebilla y el tricornio del XVIII, suprimiendo además la característica sotana”.

De la misma fecha, 8 de marzo, comenta El Imparcial [16] que "la soiree dada anoche en la redacción del Gaulois a los estudiantes españoles ha estado muy concurrida. Asistían los artistas más distinguidos de París, siendo todos calurosamente aplaudidos. Después de esta función, asistieron nuestros compatriotas a las que en su honor daban la duquesa de Valencia y el barón Rotschild. Hoy asistirán a una fiesta dada por la colonia española." 

 Sin embargo la crónica que parece más completa de lo acontecido el 8 de marzo a la Estudiantina decía así: 

«La estudiantina en París. 8 de marzo.

Habiéndose retirado a las 4 de la madrugada la estudiantina, no podían sus individuos ser hoy tan madrugadores como de costumbre.

Así es que a cosa de las 3, y después de de haber invitado a un opíparo almuerzo a los representantes de la prensa española, han salido de su hotel para dirigirse al que ocupan en Passy las oficinas de la comisaria delegada de España para la Esposición Universal de este año.

El recibimiento ha sido cordialísimo. El Sr. de Santos ha dirigido a la estudiantina un elocuentísimo discurso que produjo profunda impresión sobre los estudiantes.

De la comisaría fueron a casa del conde de Fernandina, de ésta a casa del banquero Sr. Riera, luego a la casa del barón de Rothschild, en seguida a la del señor Pereire y después al Casino de los Agricultores y a casa del conocido editor señor Charpentier. Éste, que a sus notabilísimas dotes de editor une la distinción y la finura más esquisitas, había reunido en sus magníficos salones a la flor y la nata de los escritores notables de París y a las más bellas flores del jardín femenino del mundo, de las letras  las artes.

La estudiantina apenas si pudo hacer oír cuatro de sus más preciosas piezas, tan atronador era el ruido de los bravos y los aplausos con que les acogió la escogida concurrencia.

Este éxito entusiasta se ha hecho ya inherente a la ejecución de cualquiera de sus piezas, y el primer golpe de la batuta del distinguido músico Sr. Balderrain [por Belderraín], que dirige la estudiantina, es la señal que hace siempre estallar los aplausos, que puede decirse, en verdad, no cesan de dejarse oír antes, durante y después de cada pieza.

De casa del Sr. Charpentier, y a pesar de la fatiga inherente a una jornada tan ocupada, fueron los estudiantes, cuyas fibras son decididamente de templado acero, al baile con que les obsequiaba en el Gran Hotel la colonia española y americana y que había sido organizado por los Sres. Olier y Aguado.

Más de 600 personas, y entre ellas lo más granado de la colonia española y lo más agraciado del demi-monde artístico, llenaban la soberbia rotonda del Gran Hotel. Todas las señoras vestían trajes de capricho, a excepción de algunas damas del gran mundo que se habían endosado capuchones y caretas para ver de cerca y hablar con los héroes del día.

Entre los trajes que más llamaron la atención figuraban una esfinge, una torera, una maja, el de una agraciada muchacha que era el fac-símile exacto del que llevara la estudiantina, una ramilletera Luis XIV, dos pajes Luis XV, una cantinera y dos trajes de gran lujo que llevaban dos de las jóvenes que más de moda están en el día.

Los muchachos, como es de suponer, no sabían a que hija de Eva atender, y como son pocos los que entre ellos hablan francés, as damiselas en cuestión dieron en ponerse los sombreros de los estudiantes como muestra de la simpatía que éstos les inspiraban.

A las tres y media de la mañana se sirvió con lujo y profusión una opípara cena, durante la cual se bebieron 470 botellas de champagne; para disipar los humos de esta cena se continuó el baile, bailándose por francesas y españoles una jota y una habanera, terminado el baile con una galop infernal a las seis y media de la mañana» [38].

El hecho de que señoritas francesas en el referido baile se pusieran los sombreros de los estudiantes parece haber trascendido ya que se refiere que la revista 'Arte Español', "constante en dar variedad á sus elegantes figurines para sastres", presentaba en el de su último número de marzo de 1878 "una preciosa señorita con su caprichoso y bonito traje, acompañado del clásico sombrero de la estudiantina española, usado hoy por las damas mas elegantes de París" [39]. Por la noche visitaron el 'Círculo Agrícola Charpentier' y otras sociedades [49].

Recuerdos de Paris habanera de Ruperto Belderrain

Primera edición de la partitura de Belderraín (colección del autor). Ruperto Belderraín en primer plano, con su batuta de director.

Recuerdos de Paris del director de la Estudiantina Espanola Ruperto Balderrain

Segunda edición de la partitura de Belderaín

Sábado 9 de marzo

Parecía aguardarles una jornada fue más relajada, publicándose [17] que la Estudiantina Española visitó al “príncipe de Gales, a los señores de Heinde y otros varios” y que la noche anterior “estuvo en el Círculo Agrícola Charpentier y otras sociedades”, siendo animadísimo “el baile del Gran Hotel, al que asistieron”, información también comentada por otro medio impreso [49]. Nuevamente un artículo de La Correspondencia [38] aportaba muchos detalles de lo que les aconteció entonces:

«París, 9.

Al mediodía de hoy ha ido a fotografiarse la estudiantina a casa del famoso y notabilísimo fotógrafo americano señor López. Las fotografías se han sacado en grupo escalonado y subidos en los charabanes que les sirven de vehículos en su peregrinación parisiense. 

Una excursión al jardín de aclimatación seguida de su correspondiente serenata que, entre paréntesis, apenas han dejado oír los ladridos de los 118 perros que contiene la perrera, ha ocupado el poco tiempo que quedaba disponible hasta las dos de la tarde, en que llegaba la estudiantina a la plaza Vendome, donde se encuentra situado el Hotel Bristol, que habita el Príncipe de Gales, quién no contento con haber oído a nuestros paisanos en el Casino Imperial ha querido oír durante tres cuartos de hora varias piezas del escogido repertorio nacional de la estudiantina.

El heredero del trono de Inglaterra ha quedado tan sumamente satisfecho de la estudiantina que, al estrechar amistosamente las manos de los Sres. Castañeda, Zabaleta y Balderain, les ha dicho: ‘Esta noche me voy a Londres. Vénganse Vds. y les prometo triunfos de que no tienen Vds. idea’.

El Sr. Castañeda contestó que la estudiantina agradecía en el alma la aprobación con que le honraba S.A. y la bondadosa invitación que se dignaba dirigirle, pero que la necesidad en que estaban todos sus compañeros de continuar sus estudios universitarios les obligaba a rehusarla, sintiéndose profundamente reconocidos por ella.

Nuestra distinguida compatriota, Esmeralda Cervantes, el ‘ángel del arpa’, ha recibido después la visita de la estudiantina, que ha saludado con entusiasmo a la gran artista, honra del arte español.

Las fuerzas del hombre, por grandes que sean, tienen un límite. A éste habían llegado esta tarde las de los estudiantes, quienes después de comer en una casa de comidas próxima al mercado se han retirado a su hotel con objeto de cobrar ánimos para el gran concierto que preocupa a todo París y que dá mañana por la noche la estudiantina en el Teatro Italiano». 

La noche de este día tuvo lugar un banquete ofrecido por los estudiantes franceses a los componentes de la estudiantina española. "Asistieron unas 330 personas, entre las cuales había jóvenes rumanos, polacos, eslavos, brasileños, griegos y de otras nacionalidades. Así lo dice un telegrama fechado a las once y media de la noche.

Después de brindar todos por la fraternidad universal, lo hizo un estudiante de la república argentina por el olvido de cuantos odios y recuerdos pudieran separar a España y sus antiguas colonias. Un individuo de la comisión francesa elogió calurosamente a la juventud universitaria de España, manifestando el deseo de que cuando la alegre y gentil estudiantina vuelva a su patria lleve el afecto y la íntima amistad francesa. Dijo que todos sus compañeros habrían acudido con gusto al banquete pero que la estrechez del local no había permitido reunir más que a un corto número de ellos. Interrumpido en este punto por muchas voces de estudiantes franceses que pedían una reunión a la cual pudiesen asistir todos, anunció entre aplausos que la comisión preparaba una fiesta general en el  (referencia al restaurante Le Bullier)"[44].

Domingo 10 de marzo

Sobre sus actividades de este 'día de asueto' tenemos la siguiente valoración de la prensa: “Las guitarras, bandurrias, flautas y panderetas, hábilmente manejadas por 60 jóvenes vestidos con el clásico traje de nuestros antiguos escolares, han alborotado los cascos de los parisienses, que no se cansan de aplaudir y de obsequiar a aquella comparsa de muchachos de buen humor [18] y que "va por todas partes de triunfo en triunfo". Mientras algún medio cubrió el concierto dado la noche del 10 de marzo en el Teatro Italiano diciendo que estaba materialmente cuajado de gente con motivo del concierto en que nuestros compatriotas tomaban parte (14) encontramos esta más completa descripción (106):

«Los estudiantes españoles en el Teatro Italiano.

Sr. Director de la Crónica Meridional.

París, 12 de marzo de 1878.

La representación de anoche en el Teatro Italiano con el concurso de la estudiantina española ha sido indudablemente la fiesta más brillante que se ha dado en París desde hace más de un año.

Desde que se anunció por carteles dicha representación, en la que también debía tomar parte nuestra simpática y distinguida contralto Elena Sanz, la contaduría del Teatro Italiano fue invadida por toda la colonia española que vive en París así como por lo más distinguido de la sociedad francesa y extrangera (sic) de la capital. Sería, pues, inútil decir que el teatro estaba más lleno anoche y que fue necesario poner sillas entre las butacas para satisfacer a todo el mundo.

La representación estaba anunciada para las ocho y media de la noche pero desde las siete y media un gentío inmenso ocupaba la plaza del teatro y calles adyacentes para presenciar la entrada de los estudiantes.

Cuando entramos en el teatro serían aproximadamente las ocho y cuarto y ya estaban ocupadas todas las localidades. El golpe de vista desde las butacas era sorprendente pues nunca se vió tan numerosa y distinguida sociedad, nunca estuvieron las señoras tan bellas ni tan elegantemente vestidas ni se vieron brillar al mismo tiempo piedras preciosas con tanta profusión.

A las ocho y media en punto empezó la orquesta la apertura de Marta a la que siguió el segundo acto de la misma ópera que fue admirablemente cantado por Elena Sanz, Litta, Novelli y Resché. Después de un corto entreacto se volvió a levantar el telón y apareció en escena toda la estudiantina colocada en semicírculo con el director en medio y en cada estremo (sic) las banderas de España y Francia. El público saludó a la estudiantina con una salva de aplausos y el concierto empezó. La primera pieza fue una jota con las panderetas y castañetas que fue muy aplaudida, después tocaron una habanera compuesta en honor de los estudiantes franceses. Pero cuando el entusiasmo fue completo fue cuando nuestra compatriota Elena Sanz apareció en escena vestida con un magnifico traje de manola y entonó esas canciones que harían bailar a un santo de piedra y cuya cuna es la tierra de María Santísima; ya era más que entusiasmo, locura, la que se apoderó del público y empezaron a llover ramos de flores sobre la escena, pues nada menos que cuarenta grandes ramos cayeron a los piés de nuestra compatriota, y más de trescientos pequeños de violetas que, sin duda, iban dirigidos a los simpáticos estudiantes.

El concierto continuó con algunas otras canciones cantadas por la Sanz, un wals [vals] dificilísimo que ejecutó en el violín uno de los jóvenes estudiantes [sr. Aranguren] y que fue muy aplaudido, y una jota coreada que el público hizo repetir.

Apenas se concluyó el concierto la reina Isabel [II], que asistía a la representación, hizo venir a palco a Elena Sanz para felicitarla y nosotros, queriendo darla a nuestra artista una prueba de nuestra admiración, fuimos también a visitarla con otros muchos que creyeron un deber ren dir culto a tan distinguida artista.

La estudiantina pasó al sal´ón de descanso, a donde vino la mayoría de los expectadores para admirar de cerca aquellos jóvenes que les habían procurado un pasatiempo tan encantador.

La representación concluyó con dos actos de la ópera de Verdi ‘Ernani’ cantada con la mayor perfección port María Durán y Verges.

En resumen, la representación de anoche fue un triunfo más y el más considerable que obtuvieron la inimitable contralto Elena Sanz y los estudiantes españoles».

Sobre esta presentación, ya en la madrigada del día siguiente, se publicó (107):

«Se acaba de verificar, en el Teatro Italiano, el gran concierto en el que ha tomado parte la célebre cantante española señorita Sanz y la estudiantina madrileñab El teatro estaba completamente lleno, viéndose en él muchas notabilidades francesas y españolas. La estudiantina y la señorira Sanz han sido aplaudidas calurosamente, así como el señor Aranguren, que ha tocado un solo de violín. El público ha hecho repetir varias canciones españolas. Los señores Castañeira, Zabaleta y Aranguren han sido llamados por la reina Isabel [II] a su palco..... Para el miércoles próximo se prepara otro gran concierto en el mismo teatro. El martes por la noche se verificará el gran baile en el Barrio Latino en honor de la estudiantina española».

Gracias a un breve de prensa publicado posteriormente por la prensa parisina y citado por la cordobesa sabemos que la caja hecha en este concierto ascendió a 20,000 francos (109).

El día 10 también se anunció que  “la Estudiantina se despedirá el jueves [día 14] con una gran fiesta de Beneficencia… presidida por la mariscala Mac-Mahon" [19]. Este día el Sr. Pinedo, panderetista, sufrió una caída en la plaza de la Ópera [40], pero el hecho pasó casi desapercibido.

El sarcasmo afloró en la prensa este día, publicándose: "La estudiantina española que marchó a París ha visitado la redacción de El Fígaro, la del Gaulois, a la reina doña Cristina, a doña Isabel, a D. Francisco de Asís, al presidente de la República y a Víctor Hugo. ¡Y luego dirán que no somos conciliadores!" [66].

Sobre el furor desencadenado por la Estudiantina Española decía este día el Diario de Córdoba que "el Sr. Zabaleta ha estado verdaderamente inspirado al expresar a los franceses, en nombre de sus compañeros, la gratitud que estaban poseidos por los obsequios y repetidas distinciones de que estaban siendo objeto" [69].

Lunes 11 de marzo

Continuaron publicándose artículos y breves de prensa con frases como “La Estudiantina Española hace furor en París” y publicando que “son muchas las instancias que se hacen a los estudiantes para que visiten otras principales capitales de Europa [20]”; siguiéndola hasta con informaciones metidas en prensa a primeras horas de la madrugada, como esta, que reza:

“París, 1 de la madrugada:

Se acaba de verificar en el Teatro Italiano el gran concierto en el que han tomado parte la célebre cantante española señorita Sanz y la Estudiantina madrileña. El teatro estaba completamente lleno viéndose en él muchas notabilidades francesas y españolas.

La estudiantina y la señorita Sanz han sido aplaudidos calurosamente, así como el Sr. Aranguren, que ha tocado un solo de violín. El público ha hecho repetir varias canciones españolas.

Los Sres. Castañeira, Zabaleta y Aranguren han sido llamados por la Reina Isabel a su palco.... Para el miércoles próximo [día 13] se prepara otro gran concierto en el mismo teatro. El martes por la noche [día 12] se verificará el gran baile en el barrio Latino en honor a la Estudiantina Española[21]”.

Al parecer esto fue difundido por telegrama o comunicado ya que La Crónica Meridional [52] lo publicó casi exáctamente igual, difiriendo únicamente en que no incluyó la penúltima oración del anteriormente citado. No obstante, en un breve informativo separado informa que "la estudiantina se despedirá el jueves [día 14] con una gran fiesta de Beneficencia" que "será presidida por la Mariscala Mac-Mahon".

Días más tarde, nuevas publicaciones aportaban más conocimiento de lo acontecido esa noche en el Teatro de los Italianos:

«..... apareció en escena toda la estudiantina colocada en semicírculo con el director en medio y en cada estremo las banderas de España y Francia. El público saludó a la estudiantina con una salva de aplausos y el concierto empezó.

La primera pieza fue una jota con las panderetas y las castañetas que fue muy aplaudida; después tocaron una habanera compuesta en honor a los estudiantes franceses. Pero cuando el entusiasmo fue completo fué cuando nuestra compatriota Elena Sanz apareció en escena vestida con un magnífico traje de manola... El concierto continuó con algunas otras canciones cantadas por la Sanz, un wals dificilísimo que ejecutó en el violín uno de los jóvenes estudiantes y que fué muy aplaudido, y una jota coreada que el público hizo repetir....»[53].

Muestra indirecta del éxito alcanzado con el concierto dado en el Teatro Italiano es que la prensa reflejaba que el escenario se cubrió de flores, regalos de los asistentes y admiradores al artista que intervenía, así como que la reina Isabel los llamara a su palco privado [49]. Este medio anunció también que "el martes se repetirá el concierto [día 12] y el viernes [día 15] saldrá de París la estudiantina". 

Martes 12 de marzo

De esta noche conocemos que la Estudiantina Española tenía previsto asistir al Gran baile en el barrio Latino (baile del restaurante Le Bullier), preparado en su obsequio por los estudiantes franceses [22], señalándose al día siguiente por el mismo diario que “a una hora muy avanzada de esta madrugada ha terminado el gran baile con que los estudiantes franceses han obsequiado a la Estudiantina Española. La concurrencia ha sido tan numerosa que era imposible bailar. La fiesta ha sido brillantísima” [23] y se anuncia el “segundo concierto de la Estudiantina Española en el Teatro Italiano de París” [24]. Pero quizás lo que más haya trascendido fue su visita a la casa de Víctor Hugo, de la que se publicó el siguiente artículo [38]:

«París, 12 (2 madrugada)

La estudiantina española ha ido esta noche a las diez y media a casa de Víctor Hugo, quién dirigió la palabra a los estudiantes dándoles la bienvenida. El director de la estudiantina, Sr. Castañeda, le contestó con estos términos:

‘Nos felicitamos sinceramente de la benévola acogida que hemos obtenido. Hemos venido a ver a Víctor Hugo, no como al hombre político, sino como al gran literato y poeta’.

Víctor Hugo contestó a estas palabras con las siguientes:

‘Sin hacer política se puede propagar el progreso, combatir las preocupaciones y trabajar por la fraternidad de los pueblos’ (aplausos).

La estudiantina tocó después varios trozos de su repertorio obteniendo entusiastas felicitaciones de Víctor Hugo, quién les manifestó que sentía o pudiesen aceptar su invitación de asistir a una representación del Hernani.

Terminada la función, la estudiantina fue obsequiada con un refresco, retirándose a su hotel a una hora bastante avanzada. (Telegrama de Fabra)».

En esta fecha publica La Paz de Murcia que "a los muchos obsequios que llevan recibidos hay que añadir 3,000 francos que ha regalado á la estudiantina el mariscal Mac-Máhon (sic) [Mac Mahon]; la reina Isabel 1.000; el duque de Madrid 1000 y 1,000 cigarros; el marqués de Ponce de León 500, y otros 500 el embajador de España [37], cantidades que hay que añadir a lo recaudado el día 7 en el concierto que a beneficio de la Estudiantina [33] tuvo lugar en París.

Miércoles 13 de marzo

De este día El Bien Público [40] publicaba:

«Los periódicos de París siguen ocupándose preferentemente de la 'estudiantina' española, con la que están entusiasmados.

Desde la redacción del ‘Fígaro’ pasaron los estudiantes al ‘Elíseo’, aclamados frenéticamente en el camino. Allí tocaron cinco piezas que fueron acogidas por los más entusiastas aplausos. El mariscal rogó al marqués de Molins le presentase al presidente de la estudiantina, señor Castañeda, simpático joven natural de San Sebastián, a quién dirigió frases sumamente afectuosas y corteses, preguntándole por el estado del Sr. Pinedo, tocador de pandereta, que sufrió una caía en la plaza de la Ópera el domingo [día 10].

Después de haber recorrido los salones del Elíseo y de haber incendiado algún estudiante (así por lo menos lo refiere la crónica mundana) algún corazón femenino, regresó la estudiantina a su hotel.

Don Benito Marticorena, estudiante de Leyes, contestó en estos términos al discurso del estudiante francés:

‘Señores estudiantes franceses: Los estudiantes españoles os dan gracias por la acogida simpática que nos hacéis, estad seguros de que la Universidad española conservará de ella un precioso recuerdo. ¡Vivan los estudiantes franceses!’

Cambiáronse en seguida ramilletes y tomando toda la calle de los Oars, se dirigieron al son de la música española hacia el boulevard de Sebastopol y el del Palais, donde se detuvieron delante de la prefectura de policía.

Después de una tocata, asomó al balcón Mr. Alberto Gigot, quién invitó a los españoles a subir y les dio expresivamente las gracias manifestándoles que les autorizaba para circular por París durante el tiempo de su permanencia con su bonito traje.

Al dejar la comitiva la prefectura, se dirigió al Tribunal de Comercio y luego a la Escuela de Medicina, donde la estudiantina española ejecutó varias tocatas. El Decano, Mr. Wurtz, les dirigió algunas frases de agradecimiento. Y partió de nuevo la comitiva a los gritos de ¡viva España! ¡viva Francia! Para dar igualmente una serenata a la Escuela de Leyes. Desde aquí marchó al café de Chalét, boulevard de Saint–Michel, donde había preparada una ponchada. Cambiáronse varios brindis y antes de partir tomó de nuevo la palabra un estudiante francés, espresándose en estos términos:

‘Señores y queridos condiscípulos: llamado a tener la honra de tomar la palabra en nombre de mis camaradas, sólo tengo un pesar y es el de no hablar vuestra lengua. Con todo, en nombre de todos los estudiantes de todas las Facultades, os doy gracias por la mable visita con que habéis querido honrarnos y esperamos todos que os acordareis, como nosotros, de la hospitalidad cordial que se os ha ofrecido en el territorio de la República Francesa’.

Esta alocución fue acogida con vivas entusiastas y el presidente de la estudiantina contestó brindando a la unión de las razas latinas. 

Separáronse dándose cita para el miércoles [día 20], a las seis de la tarde, en el Palais Royal, donde tendría lugar la comida de 600 cubiertos ofrecida por los estudiantes franceses.

A invitación del dueño del café Riche, los estudiantes españoles fueron a almorzar a aquél acreditado establecimiento a la una y media. Varios diputados y senadores franceses que almorzaban en este establecimiento brindaron a nuestros compatriotas con una copa de champagne, pronunciándose entonces ardientes discursos en pró de la estrecha unión de las razas latinas.

Las damiselas del boulevard habían acudido todas al café Riche, y no queriéndose quedar en zaga con los estudiantes parisienses, cuya fraternización con los estudiantes españoles acababa de tener lugar, se mostraron sumamente espresivas. A las tres, el café Riche era el centro de una aglomeración de gentes de que nada puede dar idea puesto que el inspector de la policía especialmente encargado de proteger a la estudiantina la ha evaluado en su parte oficial en 56.000 personas.

Del café Riche fueron al palacio del marqués de Casa-Riera pasando por los Campos Elíseos, llenos de carruajes y de gente. Pocas veces ha sido dado a los parisienses contemplar una ovación como la que recibieron ayer [día 12]  en los Campos Elíseos nuestros paisanos. Los vivas a España, los ramos, los vítores y los aplausos generales y unánimes formaban un conjunto indescriptible.

El marqués de Casa-Riera recibió a la estudiantina con la cordialidad más afectuosa y esquisita. Seis cajones de habanos y refrescos de todas clases fueron puestos a disposición de los estudiantes, así como un pliego cerrado que contenía ‘diez mil reales’.

Del palacio de Riera pasaron a los hoteles de los banqueros señores Cuadra y Pereire, que les hicieron amistosas recepciones. Pero la más característica fue, sin disputa, la que hizo a la estudiantina Elena Sanz. Los estudiantes, tocando polos y malagueñas, entusiasmaron a la Sanz, que se puso a cantarlos con esa sal sin igual que Dios le ha dado, electrizando a los muchachos.

Por la tarde iban al banquete que los estudiantes de París les tenían preparado en el Hotel Richefeu, donde estaban también invitados algunos representantes de la prensa española. 

La estudiantina había estado también a tocar en la puerta de la casa de la hija del duque de Santoña y aquella noche debía ser recibida por la princesa Matilde».

Fue tal el impacto social desencadenado por esta visita de la Estudiantina Española al Carnaval de París que se publicó [63] este día, dentro del marco de una crítica a las informaciones publicadas por otros "periódicos serios", la siguiente cita de una información fechada el día anterior por La Época: "La Estudiantina Española hace una semana que tiene a París loco. Los que conocen a los parisienses comprenderán que la estudiantina ha puesto una pica en Flandes. Han conquistado la inmortalidad. Y a no se dirá: el año de la paz de Oriente; se dirá: el año de la estudiantina". El articulista, en un intento de fundamentar tal afirmación, nos brinda una preciosa imagen de lo que, probablemente, fue parte de lo cotidiano durante estos días parisinos de la Estudiantina:

«En el patio del hotel hay tres mesas de grandes dimensiones en las cuales se ven agolpados, en conjunto pintoresco, a nuestros sopistas. Uno, sentado sobre el mantel, rasca la guitarra entonando unas malagueñas, mezcla de lo gracioso y lo sublime, todos los huéspedes del hotel le aplauden desde los balcones; otro grupo discute en diferente mesa el itinerario del día; otros, asomados a las ventanas, conversan con sus compañeros. El patio es copia exacta del de la casa de Tócame Roque"... muy parecido a lo que sucede en los actuales viajes de Tuna cuando se lanza "a conocer mundo"».

La misma fuente [63] continúa brindando, junto a datos de las cantidades recibidas por la Estudiantina, una de las críticas veladas más duras a este viaje citando a otros medios y aunque sin implicarse:

Refiriéndose a La Época: "Habla luego de las suculentas comidas y expléndidos refrescos con que en casa de los ricos banqueros y aristócratas se ha obsequiado a los estudiantes".

Comenta que dice también La España: "El mariscal [Mac Mahon] ha regalado a los estudiantes 3.000 francos, la reina Isabel 1.000, el duque de Madrid 1.000 y mil cigarros, su amigo el señor marqués de Ponce de León 500, igual cantidad el embajador de España. Víctor Hugo les ha regalado.... unos cuantos retratos suyos".  El articulista añade a esta cita la de otro medio ("A propósito de Víctor Hugo, el corresponsal de 'La Época' hace notar que "solo obsequió a los estudiantes con... un discurso") y añade "se nos figura que los obsequios de Víctor Hugo, con ser poco costosos, valen y significan más que el dinero de Mac-Mahon (sic) y demás personajes, sobre todo que los mil cigarros de don Carlos. Y ya que de esto hablamos, es de notar que los estudiantes españoles sólo ante Victor Hugo manifestaron que no obsequiaban en él al hombre político. ¿Por qué no hicieron igual manifestación en las redacciones de El Fígaro, La Liberté y El Galois, llenos de imperialistas y legitimistas?"

Luego continúa el artículo con datos del corresponsal de La Época relatando "como se adquiere la inmortalidad":

«El último obsequio que se les ha hecho fue el de anoche en los salones del Gran Hotel, fiesta de zambra y de jaleo, a la que asistieron muchas señoras enmascaradas a pesar de estar especialmente dedicada a gente de teatro y cocottes [guapas] que se entendiesen perfectamente con nuestros estudiantes. El baile era de máscaras, lo cual quiere decir que se lucían preciosos trajes y regulares piernas, y que a las cinco de la mañana, al levantarse de cenar, presentaba el espectáculo de una interesante saturnal que dejó bastante satisfecha, en nuestro sentir, a la estudiantina. Entre las fiestas de este género, la del Gran Hotel dejará nombre"

Cita que el corresponsal de La Época dice luego "que todas las casas de baños ofrecen a nuestros estudiantes sus establecimientos y, después de hacer constar que del concierto en las Tullerías salieron vivos gracias a la intervención de la policía, que no les dejó solos temiendo que el entusiasmo de este pueblo caprichoso y original les cueste caro a los músicos y danzantes", termina la carta citada con estos significativos párrafos:

"Pero nuestra simpatía por los estudiantes no nos impide reconocer que lo mejor que pueden hacer ya es volverse a España. Un día más y el entusiasmo se convertirá en indiferencia y la indiferencia en hastío, y la misma prensa que hoy les canta una oda diaria se complacerá en zaherirlos con la gracia con que París se burla de todo lo nacido.

Después de haber entrado como conquistadores salir cubiertos de ridículo sería imperdonable. Ya se ha dicho que los estudiantes, que aquí tienen como hijos de familias distinguidas, no se desdeñan en aceptar por sus serenatas pequeños regalos que varían de 200 a 1.000 francos para resarcirse  de los gastos que su estancia en París les proporciona y, aunque esto en medio de todo es muy disculpable, les quita el manto de la poesía y de originalidad con que estaban cubiertos los ojos de París.

Unos estudiantes que se vienen a resucitar las alegrías carnavalescas a orillas del Sena es pintoresco y original, se aparta de lo vulgar y merece la ovación recibida. Pero unos músicos que se vienen a esplotar una novedad no tienen más escenario que el de un teatro ni merecen más que aplausos tranquilos. Si creyeran aquí - repito - que no todos eran verdaderos estudiantes el entusiasmo se apagaría y empezarían las bromas y las burlas».

Finaliza el extenso artículo diciendo "Nosotros nada decimos después de manifestado por La Época a quien los estudiantes no nos parece que han de quedarles muy agradecidos a pesar de haberles declarado inmortales".

Jueves 14 de marzo

Los integrantes de la Estudiantina sufrieron un robo [26] que Lasheras Peña reflejó de la siguiente manera

«No celebra gran fortuna la visita del grupo de estudiantes de 1878, ya que sufren un robo en París donde se quedan inmovilizados por falta de fondos para costearse el viaje de regreso. Finalmente consiguen permiso para dar un concierto en beneficio propio y junto a la ayuda de la Embajada española consiguen regresar a Madrid».

Ello condicionó que retrasaran su salida de París y ofrecieran un concierto al día siguiente. La prensa publicó este día que la Estudiantina Española se despide de París con una gran fiesta de Beneficencia presidida por la mariscala Mac Mahon [25 , 52]. 

No obstante, tres días después, se publicaron datos que identificaron al ladrón así como que pudieron reintegrar el dinero sust5raído a la Estudiantina (105):

«Se habla mucho en París de un robo, dice La Correspondencia, que acaba de tener lugar.

Es de 16,000 rs. [reales] y ha sido hecho a la estudiantina y cometido rasgando con una navaja la maleta y la cartera de viaje, encerrada en ella, que contenía dicha suma. Un español, que habitaba en el mismo hotel que la estudiantina y cuyo criado parece ser portador de una medalla de agente de órden público del gobierno español, ha sido reducido a prisión.

El celo que, con motivo de este robo, ha desplegado la policía francesa, es superior a todo elogio y no tienen palabras los estudiantes para expresar lo intensamente agradecidos que están a cuantas personas dependientes de la prefectura de policía han tenido ocasión de tratar pues es imposible dar muestras de interés más afectuoso que el que en ellos se ha visto sin cesar».

 

Viernes 15 de marzo

Se publica un breve de prensa que decía:

“París: La Estudiantina Española salió de aquí esta mañana a las 9. Pasará la noche en Poitiers. Ayer fueron aplaudidísimos en el concierto de los Italianos [Teatro Italiano]. Se han despedido con una carta muy atenta y entusiasta” [27].

Quizás pensando en poner el debido corolario a este viaje y muy al gusto de la época es que La Crónica Meridional [52] publicara este día el siguiente poema:

«Francia saluda febril

la galana estudiantina

que la gracia peregrina

 de España luce gentil.

 

Y allá del Sena en la villa,

reciben los trovadores

vítores, laureles y flores,

pues su canto maravilla.

  

París con noble efusión

y con amor los aclama,

que a París llevan la fama

de nuestra patria nación.

 

En el alegre tañer

que recuerda nuestras glorias,

van impresas las memorias

de nuestra España de ayer.

 

Hay que las preocupaciones

se derrumban en pedazos,

Francia nos abre sus brazos

con íntimas efusiones.

 

Y salvando la distancia

llega hasta España el clamor

que repite con fervor:

¡Viva España! ¡Viva Francia!»

Sábado 16 de marzo

Bajo el título "Una Estudiantina en París" L'Illustration publicó este día un resumen de su periplo parisino que aporta datos interesantes no sólo de su indumentaria y visitas sino de la galantería que les caracterizó durante esa excursión, rezaba así:

"Durante las celebraciones del carnaval París poseía huéspedes que tenían para él todo el atractivo del nuevo fruto del cual es particularmente aficionado. Queremos hablar de los estudiantes españoles que vinieron a visitarnos.

En número de sesenta y cuatro forman lo que se conoce más allá de las montañas como una Estudiantina, es decir una agrupación de estudiantes armados con guitarras, violines , flautas y de castañuelas que, durante las vacaciones, al igual que nuestros trovadores antiguos, viajan por ciudades y pueblos dando bailes, conciertos y bellas  serenatas por dondequiera que van. Para estas expediciones tienen una vestimenta estricta, el vestido clásico de los estudiantes de Salamanca del siglo XVI sombrero de tres picos en la cabeza con una pequeña cuchara de marfil a modo de escarapela, pantalones y  correa de terciopelo, medias de seda negras, guantes blancos, zapatos adornados con lazos de cinta, como las guitarras, y, sobre todo, la gran capa. Los estudiantes españoles llegaron a París el día 2 y se alojaron en el Hotel de Inglaterra, una posada de la calle Montmartre. Aquí está la tabla de los capítulos de su odisea a través de la capital durante los ocho días que se alojaron allí, odisea a pie o en ‘breaks’ tirados por cuatro caballos y gran alboroto. Han visitado al Sr. Molins, embajador de España; caminaron por los bulevares; concierto en la escalinata de la Ópera y en el Círculo de la Prensa. Al día siguiente la Estudiantina se presentó en el gran baile de gala dado por el Presidente de la República y allí ejecutó varias piezas de su repertorio, entre las cuales  intercalaron bailes brillantes y audaces. A continuación, visitaron el Barrio Latino con estudiantes franceses que habían ido a dar la bienvenida a sus hermanos de España; visitaron las Escuelas de Derecho y de Medicina, visitaron al Prefecto de la policía, tomaron ponche en el Café de Chalet, viajaron en ‘breaks’ a los Campos Elíseos y, en la noche, fueron a la gran cena ofrecida en el Palacio Real por los estudiantes franceses. Visitaron los días siguientes a la reina de España, a Víctor Hugo, al director del Gaulois, un concierto en Tullerías, así como al comisario de la Exposición española, al Sr. André, al Sr. De Rothschild, al Gran Círculo Agrícola, al Grand-Hotel, al Sr. Ponce de León, ayudante de don Carlos [María Isidro, hermano de Fernando VII]. Dejemos de esta enumeración , siempre la misma, sería caer en la monotonía . En resumen durante la estancia de la Estudiantina entre nosotros, y este es el punto importante, los días se siguen son exactamente como el día anterior: los días de fiesta no se perderán en la memoria y París no los olvidará. De hecho, a pesar de su rareza, los jóvenes y encantadores estudiantes, eran de tamaño medio en general y de piel morena, miembros musculosos, secos y ágiles. Parece un poco teatral aquí su aire orgulloso, cabeza con sombrero y galantes entre todos los galantes cuando la mujer es hermosa. Las parisinas nunca les dijeron que no a un concierto o un ramo de flores de Chloris. Estos señores, que conocían al menos de oídas, prepararon muchos versos improvisados en sus domicilios. Un periódico tradujo una, sean ustedes los jueces: “Encantos franceses, los estudiantes siempre serán sus más tiernos admiradores porque en todas partes decimos sobre las mujeres y los amores que sus miradas encantadoras encienden el fuego que nos consume. Un estudiante que ha recibido un rayo de sus ojos se convierte en su esclavo. Muéstrense, hermosas, en sus ventanas y permitan que las admiremos y llenar nuestros corazones de gozo en su presencia”. Es lo suficientemente español , ¿verdad?"

Estudiantina Espanola en Paris - 2

La estudiantina (104). Colección personal del autor.

El artículo titulado 'Los estudiantes españoles' (85) confirma que se alojaron en el Hotel de Inglaterra, sito en el número 56 de la calle Montmartre, donde acudieron unos 1800 estudiantes franceses". Dicha fuente señala que el estudiante de Derecho, Sr. Dula, pronunció unas palabras de bienvenida y que el Sr. Cabrero, "jefe de la Estudiantina, le respondió". Comenta que, formada en grupo, salió del hotel ejecutando una seguidilla". Visitaron el boulevard de Palacio, la Prefectura de Policía y al Tribunal de Comercio. Al pasar por la Facultad de Medicina la Estudiantina ofreció un concierto en honor de las Facultades de París ante los estudiantes allí congregados. Luego acudirían al Café de Chalet donde confraternizarían con los escolares parisinos.

Estudiantina Española en Paris diseño de Ferdinandus Le Journal Illustre. 17 03 1878. pp. 93 min

Los estudiantes españoles en París (diseño de Ferdinandus) (85). Colección personal del autor.

Un diario británico publica [90]

«El corresponsal del Daily News en país dice que los estudiantes españoles fueron recibidos por el Príncipe de Gales en el primer piso del Hotel Bristol. Interpretaron una serenata y permanecieron tres cuartos de hora. El príncipe dijo que esperaba verlos en Londres pero el portavoz replicó que estaban obligados a regresar a sus estudios en Madrid. El príncipe les ofreció un refrigerio. Los estudiantes niegan por difamatorio la alegación de que ellos colectan dinero. En el último día de los estudiantes españoles en París ofrecerán un concierto en el Palacio de Industria a beneficio de los pobres de París, bajo el patrocinio de Madame MacMahon».

Domingo 17 de marzo

La prensa nos ofrece parte de lo acontecido en su viaje de regreso a Madrid. Así El Imparcial [28] comenta que la Estudiantina Española, “que llegó el viernes por la tarde a Poitiers, era esperada por los estudiantes de aquella universidad y por una gran concurrencia. Recibidos por una comisión de estudiantes, fueron a comer al Hotel de Francia y, después de vestir su traje característico de estudiantes, fueron a dar una serenata al Prefecto, que los recibió en la sala destinada a las fiestas y les ofreció un refresco. Los estudiantes de Poitiers les acompañaron con faroles a la veneciana, regresando enseguida al Hotel de Francia donde tuvo lugar un espléndido punch. Ayer sábado visitaron los principales monumentos y el museo, dando serenatas a los decanos de las Facultades de Derecho y Medicina. Después asistieron a un banquete dado en su honor por los estudiantes de Poitiers y a un concierto público en el cual tomaron parte. Por la tarde salieron con dirección a España”.

En la misma fecha hallamos una crítica del viaje que señala: “… nos enorgullece, como españoles, el asombroso éxito de esa estudiantina que nos ha conquistado en Europa más popularidad que nuestros triunfos durante la guerra de África….". "Ellos [los franceses] ven, detrás de una guitarra que acompaña unas seguidillas, una larga serie de caballerescas aventuras y en alegre sonido de una encintada pandereta a todo un pueblo bailando bajo su hermoso cielo azul mientras se hacen los preparativos para la corrida de toros. Y la verdad es que detrás de la guitarra y de las seguidillas no hay más aventuras caballerescas que alguno que otro navajazo con que se acarician los cantaores por un quítame allá esas pajas, y que las panderetas ya casi no hacen bailar al pueblo español..." [29].

Al día siguiente, en el periódico que mayor cobertura parece haberle dado a la Estudiantina, José Fernando González publicaba más datos de interés en la siguiente crítica [30]:

«No es posible, estando ahora en París, dejar de hablar de la Estudiantina Española…..[….]…La muchedumbre los ha aclamado y vitoreado en todas partes…..[….]… desde su entrada en París hasta este momento van de tienda en tienda, hartos de aplausos, de convites, de recepciones, pero rendidos, a lo que parece, de sueño, de fatiga, y de cansancio. Esta es la pura verdad, y no hay para qué ocultarla ni empequeñecerla, lo que sí conviene es analizarla poco a poco a fin de que la opinión allí, señaladamente la de los jóvenes, no se extravíe creyendo que todas estas ovaciones se han concedido al escolar español y a sus bellas tradiciones, y no a otro género de circunstancias completamente extrañas y exteriores.

…..[….]…

Los estudiantes españoles han sido anunciados aquí, acaso contra su voluntad, como hijos de las clases más altas y mejor acomodadas de nuestro país. Periódico ha habido que, con el desconocimiento y la ligereza propia de estas gentes cuando hablan de las cosas de nuestro país, ha sostenido que estos jóvenes escolares eran los descendientes de aquellos que llevaron a todos los ámbitos del mundo las hazañas del pueblo español. La figura del grande de España es aquí clásica: la ha inmortalizado Víctor Hugo y la ha vulgarizado la novela. Todos han visto, pues, o han creído ver en cada uno de nuestros estudiantes un gentil-homme o, por lo menos, un hidalgo y esto, y la alegría con que se anunciaban y que venían a comunicar, por unos instantes, a esta sociedad, tan bulliciosa en el fondo como formal en las apariencias, ha bastado para que los más altos los hayan cogido con benevolencia, colmándoles algunos de agasajos y para los que los humildes hayan ensalzado a los que, en su concepto, descendían hasta tomar parte de sus fiestas. Además de ésta, otras causas han influido en el éxito lisonjero de la Estudiantina Española.

 

La novedad de la aventura, las circunstancias del momento, la índole de las fiestas del Carnaval, el carácter romancesco que la empresa revela, la gentileza de la raza, mejor considerada aquí por sus cualidades físicas que por las intelectuales y morales, y más que todo por la belleza de sus trajes y de nuestros aires nacionales, explican satisfactoriamente las ovaciones y los aplausos que por donde quiera han recogido nuestros jóvenes compatriotas.

 

Las mujeres francesas, sobre todo, no se han cansado, ni se cansan aún, de admirar lo que para ellas es tan romántico como nuevo. Ver a un joven de familia distinguida, acaso un título nobiliario, con el sombrero de dos puntas echado atrás descubriendo la hermosa frente y la poblada cabellera, con la capa negra que ciñe el cuerpo y cae en grandes pliegues terciada airosamente bajo el brazo, con la media negra que dibuja la bien formada pantorrilla, zapato corto de charol con hebillas de plata, y verle al mismo tiempo lleno de animación, de gracia y de alegría, tocando airosamente la guitarra y cantando al aire libre en medio de la calle, todo esto es demasiado escultural y vivo para que no fascine a esta muchedumbre de gentes tan positivas, por necesidad, como inclinadas por el sentimiento a la admiración de lo bello. Se ha visto en cada uno de estos escolares un nuevo Conde de Almaviva cantando al pié de la reja de Rosina la bella serenata del Barbero; y la fantasía femenina, estimulada por la frivolidad de estos periódicos que han convertido en bachilleres de Salamanca a nuestros actuales estudiantes, y en serenatas nuestros aires de zarzuela, ha debido representarse con envidia la dicha que inunda el alma de las hermosas jóvenes españolas cuando despiertan, por la noche, para escuchar la música sentida y la frase apasionada con que desde la calle y al pié de sus balcones el rendido galán las obsequia y enamora. Nuestra península es, además, la tierra de la luz, del sol abrasador, de las pasiones violentas, de los corazones arrebatados y de la fina galantería, y todo esto, más o menos exacto en la realidad, pero cierto en la imaginación de estas gentes, ha comunicado un tinte elevado, caballeroso y romántico a la Estudiantina Española. Tales son, si no me engaño,  las causas principales que explican el éxito extraordinario que aquí ha alcanzado esta última.

 

No creo que en lo sucesivo se repitan de igual forma porque difícilmente concurrirán las mismas circunstancias. Hay mucho espejismo en todo esto, y por lo tanto de ilusión que se desvanecerá pronto.

 

Ya ahora se sabe que no son aristócratas, se murmura que no todos son hidalgos y que algunos de ellos ni siquiera son estudiantes. Se dice que no piden dinero, pero que lo reciben cuando se les da. Mal dirigidos, se han prodigado en exceso y no han sabido retirarse a tiempo. Han visitado con más frecuencia a los ricos que a los sabios lo cual, por lo menos, no refleja el carácter de la juventud escolar española. De los salones de la aristocracia o de los banqueros han descendido hasta dar en manos de los empresarios.

 

Poco puntuales, aquí donde este defecto es tenido, y con razón, por descortesía, han llegado tarde a ciertos sitios y alguna vez han defraudado las esperanzas de un público inmenso no asistiendo al jardín de aclimatación donde se les esperaba. No habrían visitado, según se cuenta, a los decanos de las Facultades si no hubiera sido porque a ello les invitaron los estudiantes franceses.…..[….]…

 

No han visitado sino tardíamente, y después que los ha llamado, a Víctor Hugo, el poeta de nuestro siglo; no se han acordado de Littré, ni de Dumas el químico, ni de ninguna otra de las ilustraciones francesas que honran la ciencia moderna. Han sido además olvidadizos, por no decir ingratos, porque ellos que han bajado hasta visitar el Fígaro, periódico  cuya significación moral es conocida, no se han acordado, siendo estudiantes españoles, de dar una muestra de consideración a uno de los profesores españoles cuyo elogio no puedo hacer por la amistad que a él me une pero que, aparte de sus singulares merecimientos como catedrático, tiene para la gente joven el prestigio del obligado destierro que sufre. Y sin embargo, a pesar de todas estas faltas, el paso de la estudiantina española por esta capital puede ser fecundo en resultados…..[….]…

 

Por lo pronto los escolares de París, comprendiendo, ante la inesperada visita de los de España, los inconvenientes de su aislamiento y dispersión, han acordado constituir un Círculo Escolar a fin de estrechar las relaciones entre los que componen las diferentes Facultades y Escuelas y crear algo que lleve su voz y los represente.…..[….]… La idea es excelente y prevalecerá, y este será un servicio positivo que, sin imaginarlo, habrá prestado la Estudiantina Española con su presencia en esta capital.…..».

EE en Paris La Ilustracion Espanola y Americana nº XIII. 1878. Pag 229

"1) La marcha a París. 2) En Versalles: La estudiantina tocando aires nacionales delante de la estatua de Luis XIV. 3) En París: Señoritas españolas ofreciendo flores a los estudiantes. 4) En Poitiers: Serenata al Prefecto de la ciudad. 5) La estudiantina al salir de París. 6) Llegada de los estudiantes a Valladolid. 7) Los estudiantes tocando delante del claustro universitario de Valladolid. 8) Regreso a Madrid. (Croquis de D. Ramiro de Ordozgoitu, cronista de la estudiantina)" (86). 

De regreso en España

El Porvenir [45] decía ambiguamente que la estudiantina el día 20 se hallaba "fuera de la capital de la República" [Francesa] y, por un telegrama emitido desde Poitiers a París, se sabe que el 19 de marzo la Estudiantina Española había recibido entonces "la más entusiasta ovación" y que "los estudiantes de esta célebre universidad han demostrado sentimientos de la más cordial fraternidad hacia sus compañeros españoles" (108). Su estancia en dicha ciudad debió ser fugaz pues en la misma fecha se dirigió a Santander, al parecer de paso hacia Valladolid.

Fechado en San Sebastián el 19 de marzo se publicó un breve que decía "La estudiantina Española protesta enérgicamente contra el artículo del Imparcial del lunes por la versión injusta que expone y está pronta a desmentirla" (118). Finalmente encontramos datos que atestiguan que en esta fecha la estudiantina ya se hallaba en Valladolid, sabiéndose que fue "recibida por sus compañeros entre vítores y aplausos al llegar el tren a la estación"; así como que el día 20 "recorrieron la capital, visitando a los catedráticos de aquella universidad y a otras personas de la población, asistiendo a las seis de la tarde al banquete con que les obsequiaron los estudiantes de Valladolid en la fonda Española" así como que "por la noche tomaron parte unos y otros en la función que se verificó en el Teatro Calderón de la Barca, terminada la cual siguieron su viaje a Madrid, donde creemos que no habrán tenido la gran recepción que se les preparaba antes de haberse divulgado algunos pormenores sobre su estancia en la capital de la república. Sic transit gloria mundi" (110).

Sobre el banquete ofrecido en Valladolid conocemos lo siguiente (113):

«Los periódicos de Madrid y la carta de nuestro corresponsal indican que algunos grupos de estudiantes se dirigieron a la estación del Norte a esperar a la estudiantina espedicionaria, que no llegó a pesar de haberse anunciado su entrada para aquél día.

Nosotros podemos adelantar a nuestros lectores la causa de este retraso.

En una larga reseña del banquete con que los estudiantes de Valladolid obsequiaron a sus compañeros concertistas leemos que con la aprobación de todos se remitió a Madrid el siguiente telegrama:

“Reservado. – Excmo. Sr. Ministro de Fomento.

Calumnias vertidas por ciertos periódicos nos mueven a quedarnos aquí para no servir de instrumento a provocadores. Si tales versiones no se desmienten marcharemos a Londres y otros puntos de Europa para probar que todos somos españoles muy dignos.

Aguardamos, sin embargo, consejos de V.E.- Zabaleta – Castañeda”*.

Lo primero que se nos ocurre es preguntar: ¿Qué tiene que ver el Conde de Toreno con la comparsa carnavalesca?

En segundo lugar, aunque vayan a Londres, a Berlín o a la capital de China, ¿probarán con eso que han interpretado bien los sentimientos de la juventud escolar de España no visitando en París más que a los representantes de la reacción y del doctrinarismo?

Desengáñense los individuos de la estudiantina filarmónica, más le vale no meneallo».

(*) Telegrama también publicado aisladamente el 23 de marzo (135).

La misma fuente continuaba aportando datos sobre las posibles connotaciones políticas de las visitas de la Estudiantina Española (113):

«Más sobre la estudiantina española en la capital de Castilla La Vieja.

En el banquete con que ha sido obsequiada por los escolares de Valladolid se pronunciaron, como era natural, entusiastas y patrióticos brindis.

Aprovechó el suyo nuestro querido amigo y correligionario el catedrático de Medicina señor Remolar para decir que el Sr. Salmerón*, a quién consideraba únicamente como catedrático, abstracción hecha de la política, no había recibido la visita de la estudiantina y que esto necesitaba una explicación para desvanecer apreciaciones infundadas.

El Sr. Castañeda, vice-presidente de ella, aseguró que era exacto que no habían visitado al Sr. Salmerón pero que fue por ignorancia de que se hallara el ilustre catedrático en París y porque era imposible atender a tantas invitaciones como les hacían, esperando que se les dispensara tan pequeña falta.

La explicación del Sr. Castañeda no deja de ser satisfactoria. ¡No sabían que el Sr. Salmerón estaba en París! En cambio dieron pruebas de saber perfectísimamente que se hallaban en aquella capital D. Carlos y doña Margarita. ¡Váyase lo uno por lo otro!

También dijeron en otro brindis que no habían hecho otras visitas por no dar ocasión a que se diera carácter político a su objeto. ¡Hombre, al contrario! La manera de haber querido quitar todo carácter político a sus intenciones era haber visitado indistintamente a personas de todos matices. Ea, que no caben disculpas».

(*) Nicolás Salmerón y Alonso, ex-profesor de la Universidad Central de Madrid quién, como José Fernando y González, ex-director de la misma universidad, residían entonces en París (120).

Presumiendo el diario que la protesta se dirige contra el artículo que publicara D. José Fernando González, respondía (115):

«Nos ocurren las siguientes dudas: ¿Van a desmentir los estudiantes que muchos de los que como tales han ido a París no son tales estudiantes? ¿Van a negar que no son grandes de España? ¿Probarán que no han tenido tiempo para visitar en París a algún ilustre profesor que fue de la Universidad Central mientras han consagrado muchas horas al Fígaro? Pues si estas que son las principales afirmaciones del artículo del Sr. González no pueden ser objeto de protesta, difícil es adivinar cuáles sean las apreciaciones que tanto han molestado a la Estudiantina Española.

Y ya que nos ocupamos de este asunto, bueno es hacer notar el siguiente suelto de La Correspondencia: ‘Una comisión de estudiantes de la Facultad de Derecho ha fijado un cartel en la puerta de la universidad aconsejando a sus compañeros que se abstengan de toda manifestación a propósito del regreso de la Estudiantina que fue a París, por si los actos de varios individuos de ella han tenido algún carácter político en la capital de Francia, como han dicho algunos periódicos’».

Prensa del 20 de marzo publicaba [45], citando un texto del periódico El Globo, la siguiente crítica a las visitas de la Estudiantina Española:

«No hemos querido hacernos eco de las reticencias que han circulado estos días en algunos periódicos acerca de si tiene o no temperamento universitario la estudiantina española que tanto ruido y entusiasmo ha causado en París, ni tampoco mencionar los rumores que sobre tal cuestión han corrido en los claustros de nuestros primeros establecimientos de enseñanza. Sean o no los que aquella componen alumnos de las Facultades de Derecho, de Medicina, de Farmacia, de Filosofía y Letras, de Ciencias, etc…, sean o no aspirantes aventajadísimos a cultivar con provecho el divino arte de la música, al decir de los que no ha mucho los escucharon con gusto en la representación de una ópera española, lo censurable, a nuestro juicio, es que la mencionada estudiantina, por el solo hecho de llevar ese nombre, ni siquiera visitase a un ilustre desterrado que ha sido, es y será, una gloria de la ciencia y una notabilidad del profesorado español por siempre digna de respeto.

Cuando al parecer les ha faltado tiempo para entusiasmar al titulado Carlos VII y su esposa, lo mismo que a otros españoles y españolas que hoy brillan en suelo extranjero por sus altas jerarquía e inmensas fortunas, no extrañará a nadie que manifestemos nuestro dolor al saber que la estudiantina mencionada no tuviera en medio de sus triunfos una hora que dedica al ilustre maestro a que nos referimos tanto más digna la visita cuanto que aquél vése precisado desgraciadamente a vivir alejado de su patria.

La cuestión no podía tomarla, ninguno que de formal y honrado de precie, como cuestión política. ¿Qué estudiante español, por serlo, repetimos, no ha de sentir fuera de España, grande y noble y legítimo deseo de abrazar a quién o quienes con su poderoso talento y elocuente palabra han dado honra y gloria a la Universidad de Madrid?

Y de esto que pensábamos en los días que la estudiantina se hallaba en París, electrizando de furioso entusiasmo a españoles afortunados, nada hemos dicho hasta hoy que aquella está fuera de la capital de la vecina República». 

También el día 20 se producía la respuesta de la Estudiantina Española a la crítica de José Fernando González (publicada el día anterior). Lo hacía mediante telegrama dirigido a La Correspondencia (y publicado por El Imparcial) (31):

«La Estudiantina Española protesta enérgicamente contra el artículo de El Imparcial del lunes [día 18] por la versión injusta que expone, y está pronta a desmentirla. Zabaleta Castañeda».

Un breve de prensa del día 22 (110) decía, citando a "un periódico de Madrid" al que no nombró, que "una comisión de estudiantes de la Facultad de Derecho ha fijado un cartel en la puerta de la Universidad aconsejando a sus compañeros que se abstengan de toda manifestación a propósito del regreso de la estudiantina que fue a París, por si los actos de varios individuos de ella han tenido algún carácter político en la capital de Francia, como han dicho algunos periódicos".

También el 22 de marzo se publicaba una "Crónica política" [65] que, en medio de las luchas partidarias y críticas del momento, aportaba datos referentes a su retorno a Madrid:

«Ayer los periódicos ministeriales, con una honrosa excepción, 'El Cronista', salieron a la defensa de ese término medio necesario entre lo particular y lo público, sin cuyas célebres e innarrables aventuras en la capital de la República francesa ni nosotros podríamos escribir estas líneas ni el Gobierno se hubiera visto en el caso de estudiar y de resolver el más arduo y perentorio problema que los caprichos de la fortuna en mala hora pudieron proporcionarle. Ciertamente que al partir la caravana alegre y bulliciosa no hubo de ocurrirle a la prensa ministerial que las dificultades del regreso habían de tomar las proporciones de un conflicto, ni que la agitacion de los escolares, ni el sentido de ciertos telegramas viniese a interrumpir los dulces acordes de los nacionales aires que en las orillas del Sena produjeron tan gran cosecha de aplausos.

Por de pronto sentimos no poder explicar a nuestros lectores cómo, a pesar de lo anunciado, la célebre estudiantina, si es que podemos decirlo así, interrumpió su viaje en la mañana de ayer y se detuvo en el Escorial, privando al numeroso público que en la estación del Norte les aguardaba de lo vistoso de sus trajes y de la agradable sorpresa de escuchar a las puertas de Madrid los mismos dulces ecos que tanto entusiasmo causaron en la redacción del Fígaro, en los  conciertos del Teatro Italiano y en la plaza de Versalles ante la estatua de Luís XIV».

 Al día siguiente se publicaba el siguiente desmentido (116):

«No es cierta la noticia que ha publicado el Diario Español sobre la detención en el camino de la estudiantina española al regreso de Francia por órden del gobierno. Éste no se ha mezclado para nada en este asunto».

Plácido de Miguel González, corresponsal de El Turolense, publicaba la siguiente gacetilla (128):

«La estudiantina española, con la cual estuvo en muy poco que no me marché a París por falsas interpretaciones y disidencias entre los estudiantes de ésta, ha tenido a su regreso una acogida poco entusiasta.

La mencionada estudiantina compuesta de 65 individuos, en su mayor parte vascongados y navarros, ha gastado en su expedición unos nueve mil duros regalados entre el Rey, Campo, Manzanedo y varios personajes franceses. Entre estos hizo furor  lo mismo que en el bello sexo que en los bailes se disputaba los estudiantes españoles, quienes cuentan y no acaban de la ovación y de los obsequios recibidos por el pueblo parisien; baste decir que apenas si podían transitar, ni aún en carruaje, por sus boulevares, ni acudir a los espectáculos y banquetes a que eran invitados a todas horas. En el que Mak-Mahon (sic) les dedicó solamente el champagne importó diez y seis mil duros, según dicen. No es estraño (sic) pues que satisfechos con tal éxito los jóvenes en cuestión piensen repetir el ensayo el próximo verano en Londres y luego en algunas capitales de América, pero creo que no tendrán tan buen resultado si a su compañía, que así podemos llamar, no quitan todo colorido político y de exclusivismo egoísta, y si no admiten la representación de todas las clases escolares y de las provincias todas, que no ha habido en esta ocasión y ha causado, por lo tanto, rivalidades  y disgustos».

Otro punto de "discordia", el de la herencia de los bachilleres de Salamanca, no perturbó la pluma y conocimiento histórico de periodistas españoles que entonces escribieron sobre la Estudiantina Española, como atestigua este fragmento de un extenso artículo publicado por D. Felipe Picatoste [35] el 23 de marzo de 1878:

«Bachilleres de Salamanca llaman todos los periódicos franceses a los jóvenes músicos de la estudiantina y, aunque esta frase no sea hoy en rigor exacta, y aunque sea hija solamente de una fantasía que vive del recuerdo de nuestros antiguos cuentos y novelas, aunque los escritores franceses hayan creído que la España y Salamanca de hoy son las de hace tres siglos…» 

A todo este maremagnum de datos le faltaba uno más, y era establecer la procedencia de ese grupo de madrileños que viajó a París para el Carnaval de 1878 y causó tan honda huella. Para conocerlo hemos de esperar al 23 de marzo, cuando se publicaba (34):

«La estudiantina se compone de 64 jóvenes que, según las noticias más fidedignas, y desnudas [de] algún tanto de la exageración francesa que los ha ennoblecido con antiguos titulos, por lo menos de hidalguía, proceden en gran parte del Conservatorio y de la Facultad de Medicina, que fue siempre la que dió más estudiantes a su Tuna....... Forman la comparsa una docena de postulantes, diez panderetas, diez violines, ocho flautas, seis bandurrias y dieciséis guitarras».

Este día (23 de marzo) se dijo que llegaron por tren a Madrid, conociéndose que desde la Plaza de Oriente fueron escoltados por la Guardia Civil hasta la presencia del rey de España (111):

«Hoy ha llegado a Madrid la estudiantina española que ha pasado el carnaval en París. A las diez de la mañana se trasladó la estudiantina desde la estación de la Plaza de Oriente, precedida por una sección de la Guardia Civil y escoltada por otra*.

Colocada la estudiantina bajo los balcones de S.M. el rey, se presentó el monarca y fue saludado con entusiasmo por la juventud escolar, lo mismo que por los especicionarios que por los que habían acudido a recibir a sus compañeros.

La comparsa ejecutó, en presencia de S.M., una jota, unas seguidillas y otros aires españoles, mereciendo grandes aplausos.

Después se dirigió la estudiantina a la universidad con objeto de saludar al rector Sr. Rioz y decanos de las respectivas Facultades».

(*) Seguramente en referencia a los elementos de la Guardia Civil de Caballería identificados en el texto que pueden leer debajo del siguiente grabado y que apreciamos en él..

Una carta emitida desde Madrid al Director del periódico Crónica de Badajoz hablaba del hecho de la siguiente manera (123):

«Las últimas convulsiones del carnaval han llegado hasta el día 23 del corriente [marzo].

En la mañana de dicho día entró en Madrid la estudiantina entre dos piquetes de Guardia Civil*. Después de haber tocado debajo de los balcones del regio Alcazar se dirigieron a la Universidad, pero no se atrevieron a llegar a ella porque la actitud del crecido número de estudiantes que salió por sus puertas dando ciertos gritos les impuso respeto, y marcharon tristes y silenciosos por la calle del Pez.

Lástima grande ha sido, Sr. Director, que la estudiantina española se ahogue a la orilla, como se dice viulgarmente, pues a no haberle dado la malhadada idea de rendir parias al rey de los bosques hubiera quedado indelebles recuerdos e la vecina república e inestinguible gratitud entre sus compañeros, pero los estudiantes españoles no podían menos de protestar enérgicamente de las escenas de París para hacer ver a Europa que la juventud escolar no es ni puede ser partidaria del absolutismo sino entusiasta amante de las ideas de progreso y libertad».

(*) Seguramente en referencia a los elementos de la Guardia Civil de Caballería identificados en el texto que pueden leer debajo del siguiente grabado y que apreciamos en él.

Estudiantina Española entrando por la puerta de San Voicente de Madrid La Academia. 15 04 1878 pp. 4Estudiantina entrando por la puerta de San Vicente (130), que entonces daba acceso al Palacio Real

Un relato del mismo día añadía que, tras cantarle al rey, el gobernador de Madrid y algunas parejas de la Guardia Civil de Caballería les acompañaron rumbo a la Universidad pero no llegaron porque el gobernador, ante "manifestaciones no muy simpáticas para los viajeros" mandó que se retiraran (131):

«Esta mañana a las nueva ha llegado la llamada 'estudiantina española'. Desde la estación se dirigieron a palacio, donde tocaron la marcha real y algunas otras piezas.; el rey salió al balcón acompañado del gobernador de la provincia. Los estudiantes se dirigieron después por varias calles resguardados por algunas parejas de la Guardia Civil de Caballería. Al llegar a la calle del Pez saludaron a un profesor que pasaba en un coche. Los estudiantes de diversas Facultades que les seguían hicieron algunas manifestaciones no muy simpáticas para los viajeros y el gobernador ordenó a la Guardia Civil y estudiantes que se retiraran. La estudiantina llevaba dos banderas españolas y una francesa»*. 

(*) Las banderas se alcanzan a adivinar en el grabado anterior.

En la misma fecha se desmintió un bulo que, al parecer, circulaba por España (112):

«No es cierta la noticia que ha publicado el Diario Español sobre la detención en el camino de la estudiantina española al regreso de Francia por órden del gobierno. Éste no se ha mezclado para nada en este asunto».

También el día 23 se publicó este breve acusando a la estudiantina de visitas de carácter político (117):

«¡Ya lo decía yo! 'La Fe' dice que, a última hora, se empeñan ciertos periódicos franceses en dar carácter político a la estudiantina española. Ésta es quién se lo ha dado y no una parte de la prensa francesa. ¿Si querrá La Fe convertir en actos nacionales las visitas y serenatas a personajes carlistas y el saludo al Terso con la marcha real? ¡Buen cuidado tuvo aquella de advertir a Víctor Hugo que lo visitaba sólamente como poeta, no como republicano!»

Enfría el tono de estos contenidos hallados en la prensa del 23 de marzo este resumen que, en la misma fecha, publicó La Academia (129):

«España y Francia. Es imposible, en una crónica de los sucesos notables, no hablar de los estudiantes españoles en París. Pero como La Academia ha de decir algo sobre el carácter de este acontecimiento nos queda sólo a nosotros, meros cronistas, la narración de los hechos.

La estudiantina se compone de 64 jóvenes que, según las noticias más fidedignas y desnudas algún tanto de la exageración francesa, que los ha ennoblecido con antiguos títulos, por lo menos de hidalguía, proceden en gran parte del Conservatorio y de la Facultad de Medicina [de Madrid], que fue siempre la que dio más estudiantes a la tuna. Su pintoresco y elegante traje se compone del tradicional sombrero de tres picos en el que campea una aristocrática cuchara de marfil, símbolo y recuerdo de la antigua sopa; calzón corto y jubón de terciopelo negro, con botones de acero y cinturón;  zapato de charol con hebilla, el manteo terciado y guante blanco. Forman la comparsa una docena de postulantes diez panderetas, diez violines, ocho flautas, seis bandurrias y diez y seis guitarras.

La comparsa se presentó repentinamente en las calles de París, sin ser apenas anunciada, y desde el primer momento cautivó la atención pública hasta el punto de que el Prefecto [de la Policía] ha dado constantemente parte del número de personas aglomeradas para oír música española; número que ha llegado en algún momento a cien mil personas y que ha suspendido la circulación en las calles y parajes más espaciosos.

Los estudiantes han sido obsequiados a porfía, sus compañeros en  la Universidad les han dado un banquete de 350 cubiertos en el Palais-Royal, cuyos pormenores y el menú han publicado los diarios franceses, así como los brindis, que ciertamente no correspondieron por su elevación a lo que podía esperarse de una reunión en que debía estar representada la ciencia de mañana. Fueron invitados al baile dado por Mac-Mahon, donde se codearon con los príncipes y embajadores, y bailaron con las señoras de la más elevada aristocracia francesa. La reina Isabel [II]. La reina Isabel les envió coches y fueron recibidos con cariño en el palacio Basilewski. Además han visitado al Príncipe de Gales, a Rotschild, Pereire, Víctor Hugo y otras personas notables recibiendo agasajos en todas partes y siendo obsequiados con banquetes, refrescos y cigarros.

Los estudiantes han tratado más de divertirse que de otra cosa, apenas han visto un establecimiento científico o literario, su misión no era esa, y además la multitud les seguía, las invitaciones les absorbían el tiempo y, a pesar de que no han descansado un solo instante, no han podido llegar a tiempo a los sitios en que estaban convidados.

La música española ha sido aplaudida en todas partes, en las calles, en las plazas, en los palacios, en los teatros, en los balcones de las redacciones de los periódicos, siempre ante una multitud que en algunas veces ha esperado dos horas en pie la llegada de la alegre comparsa; siempre excitando la admiración y el entusiasmo en medio de vivas y aclamaciones para España y para sus estudiantes.

Esta ovación continua y delirante ha seguido sus pasos al regresar a España. En cuantos puntos se han detenido han sido obsequiados del mismo modo, distinguiéndose Poitiers, donde se han reproducido los bailes, las serenatas y las comisiones de estudiantes franceses abrazando a sus compañeros.

Mientras tanto en casi todas las Universidades españolas, los alumnos han tratado de  demostrarles sus simpatías, ya preparándose a recibirlos dignamente, ya felicitándoles por sus triunfos.

En Madrid, una comisión de estudiantes de Medicina y Farmacia acordó dar una serenata al embajador de Francia, manifestándole su agradecimiento por la benévola y entusiasta acogida de sus compañeros en la vecina República.

Estudiantina Espanola en la Embajada de Francia en Madrid - 13-04-1878.

Serenata ofrecida al embajador de Francia en Madrid (89)

Que esta estudiantina ha sido un hecho importante es tan indudable que no puede negarse. Su permanencia en París, lo que ha hecho y lo que no ha hecho, empieza ahora a ser objeto de discusiones pero cuando éstas salen de plumas notables es evidente que el asunto lo merece.

Por lo pronto los estudiantes franceses, que vivían no sólo aislados sino enemistados, dentro de sus respectivas Facultades, han formado una asociación con el nombre de “Centro Escolar”, que seguramente será beneficiosa en el porvenir. Y aún los más enemigos de la algazara, la bulla, la música y la locura que ha acompañado por todas partes a los jóvenes españoles esperan que éste no sea un hecho aislado sino que puede tener gran trascendencia entablando un nuevo género de relaciones entre ambos pueblos».

Sobre esta serenata otro medio la enlazó con su visita al hotel parisino en que se hallaban los marqueses (que no condes) de Campomanes escribiendo (132):

«… otro sentido tuvo también la serenata que dieron la otra noche los estudiantes de Madrid al embajador de Francia. Le aseguro a V. Que fue una verdadera manifestación ultraliberal con la cual la juventud escolar de aquí se vengó de la que, según se asegura, hizo en sentido opuesto la estudiantina española que fue a París en los salones de la condesa de Campomanes, muy allegados a los titulados duques de Madrid, de quienes se añade asistían a la fiesta».

Ante estos comentarios sobre su tendencia política y los cuestionamientos de su origen estudiantil, la Estudiantina Española dirigió un comunicado a los periódicos que rechazaba las suposiciones de carlismo y en que demostraba que era verdaderamente una estudiantina, "compuesta, según las firmas, de 29 escolares de Medicina, 5 de Derecho, 2 de Filosofía y Letras, 4 de Ciencias, 5 de Farmacia, 3 de Comercio, 1 del Notariado, 1 de Diplomática, 6 de Carreras Especiales, 1 de Arquitectura, 3 del Conservatorio y 1 de Bellas Artes"... [...]... Posteriormente la opinión pública les hizo justicia en Madrid y el concierto que dieron en el Teatro Real, "con asistencia de los Reyes y de lo más selecto de nuestra aristocracia histórica, de las letras y de la riqueza, en beneficio de los establecimientos de caridad de París" (36).

¡Todo un orgullo para alguien que pertenezca a una Tuna de Galenos, como es el caso de quien publica estas líneas!

El texto del citado comunicado, publlicado el 25 de marzo de 1878 (133) y, por otro rotativo posteriormente (41) citanto esta fuente, rezaba:

«Señor director de La Correspondencia de España.

Muy señor nuestro: Rogamos a Vd. se sirva publicar en las columnas del periódico que tan dignamente dirige este humilde comunicado que sirve de protesta a las injustificables versiones de que hemos sido objeto por parte de algunos periódicos de esta capital.

Con anticipadas gracias tienen el honor de saludarle sus atentos seguros servidores Q. B. S. M.

– Por la estudiantina española, Ildefonso Zabaleta, Joaquín Castañeda.

– El Secretario, F. S. Olavarría.

‘La estudiantina española , en vista de los injustos e incalificables ataques de que ha sido objeto por parte de algunos periódicos españoles se ve en la necesidad de acudir a la prensa, no para defender su conducta en la capital de la vecina república, pues que sus actos en ella fueron acogidos con marcadas muestras se simpatía y aplaudidos en su totalidad, pero sí con sentimiento vese obligada a aclarar ciertos hechos falsos de que se le acusa con un fin incalificable; y decimos con sentimiento, tratándose de periódicos cuyos redactores creíamos hubiesen hecho causa común al sentimiento nacional de nuestra querida patria.

Se nos acusa, en principio, de no pertenecer a la clase escolar el mayor número de los individuos que han tenido la alta honra de formar parte de la estudiantina española. Esta acusación queda desde luego desmentida una vez estampadas nuestras humildes firmas al pié del presente y detalladas las carreras a que cada uno pertenece.

En segundo término se nos vitupera por habernos supuesto hijos de familias aristocráticas a fin de presentarnos con una majestad fingida para alucinar con esto las altas y respetables clases sociales del ilustrado pueblo francés. ¡Pobre idea tienen de éste los que dejaron verter tales calumnias! Pues ateniéndonos a un suelto de El Imparcial, al principio de formarse la estudiantina bien claro espresaba que sesenta jóvenes de familias bien acomodadas de Madrid proyectaban pasar los carnavales en París recorriendo sus calles tocando aires nacionales acompañados de bandurrias y guitarras.

Aparte de esto, tuvimos el honor de poner en conocimiento del señor embajador francés en ésta los nombres de los individuos que proyectaban pasar en París los carnavales, y desde luego pudo notar que no se incluía ningún título aristocrático pero sí nombres de familias nobles en sus acciones y honradez de sus actos.

Pasando a la parte que pudiéramos llamar mendigante, se nos acusa de haber recogido grandes sumas a cambio de las pobres notas que dejábamos escapar de nuestras españolas bandurrias y guitarras, y no sólo esto sino que también descendimos a contratarnos como simples saltimbanquis en los teatros de París.

¡Quién así piensa y escribe puede ser capaz de cometer tales bajezas!

Si tuvimos el honor de exhibirnos al público en dos conciertos dados en el Teatro de los Italianos  de París, fue porque creímos (y así fue cierto) ayudábamos con esto al benéfico fin de allegar algunos recursos a las clases menesterosas de París.

¿Qué dirán los que así nos acusan al vernos de regreso en nuestra patria rendidos de cansancio y vacías nuestras bolsas? ¿Qué dirían al vernos, pobres de recursos sí, pero ricos en entusiasmo porque creíamos haber cumplido como buenos al dejar bien sentado el pabellón español y confiados en que si la fatiga y la necesidad nos abrumaba al pasar a nuestra madre patria, ésta nos acogería como amantes hijos, y nuestros hermanos nos darían sus plácemes y vítores.

Con esta ilusión pasamos el Bidasoa dando un ¡viva España! porque ante ésta desaparecían todas nuestras fatigas y necesidades, y por ella y sólo a ella pertenecía nuestro ser, nuestros triunfos, nuestra vida; pero ¡ah! Que al pisar el suelo español una corona de espinas, tejida con intencionados fines, nos hizo desvanecer tantas ilusiones queridas, tantos lauros alcanzados. ¡Gracias mil a tan levantados corazones españoles!

El pueblo de Irún, a quién no agradeceremos bastante la hospitalidad que nos dio, nos acogió en sus brazos y lloró con nosotros el estravio de apasionados fines políticos.

San Sebastián y Valladolid se nos unieron y fueron los primeros  en consolarnos  y pedir la justicia a que somos acreedores. ¡Si pequeños óbolos recogimos en Francia en ella misma los dejamos!

Como escolares y amantes del Profesorado conceptuamos en principio al distinguido catedrático Sr. Salmerón como una lumbrera científica, honra de nuestra patria, pero al vernos en un París, desconocido para nosotros y guiados tan solo por las continuas invitaciones que nos hacían, acompañados por las mismas en unión de la ilustrada comisión de estudiantes franceses y algunos españoles conocedores de la capital indicada, íbamos allí a donde nos llamaban porque creíamos no estaba reñida la cortesía con las ideas políticas, y si omitimos nuestro saludo al distinguido Profesor indicado no se nos culpe a nosotros, cúlpese a esos mismos españoles (y entre ellos el corresponsal de El Globo) que se nos unieron y ni aún nos indicaron este acto; en nosotros estaba el enmudecer pues creíamos que cuando nada nos indicaban, cuestiones políticas pudieran prohibirlo.

El gran escritor francés, el eminente poeta, el inmortal Víctor Hugo estrechó nuestras manos y en el autógrafo que nos dedicó y conservaremos siempre nos decía: ‘Hijos de la noble España, vuestro amigo soy’. Víctor Hugo nos llamaba nobles, el corresponsal del Globo nos hace plebeyos.

Por último, a fin de desviar la opinión general, nos tachan de carlistas pretestando hubimos de dar serenata a D. Carlos y batirle la marcha real. Rechazamos con energía tal calumnia; ni dimos serenata a D. Carlos ni hubiéramos consentido que los acordes de la marcha real se le hubieran dedicado. ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? Nuestro embajador no lo hubiera consentido ni permitido el gobierno de S. M. D. Alfonso pues a éste le pertenece y a él y a su augusta señora y reina madre hemos tenido el honor de hacerlo porque era nuestro deber.

Si D. Carlos gustó de oírnos en una invitación de la Exma. Señora de Campomanes, lo haría como simple particular pues no era de nuestra incumbencia examinar los personajes políticos que la escuchaban en los salones donde éramos invitados; porque ajenos en todo a la política, no sosteníamos en París más que una cuestión nacional y el honor de nuestra bandera; y para terminar cumple a nuestro deber dedicar la más expresiva gratitud y reconocimiento a la Francia en general y a nuestros compañeros en París y Poitiers, en particular, por las finas atenciones que nos han dispensado.

Nosotros, los más humildes estudiantes de Madrid, guiados únicamente por el afán de visitar y conocer la capital del mundo civilizado y a la vez saludar a esa gran universidad de París, les hemos llevado como único recuerdo el descompasado son de nuestras históricas guitarras. Si ellos hubieron de acogernos más que como españoles como hermanos, nosotros al abandonarlos guardamos en nuestros corazones ese vínculo de unión fraternal estensivo a toda clase escolar española, dedicándoles, por último, el más entusiasta ¡viva la Francia! Y la fraternidad franco-española».

Ildefonso de Zabaleta y Joaquín de Castañeda

Zabaleta y Castañeda (114). Colección del autor.

Recordamos al lector que Ildefonso de Zabaleta fue el presidente y Joaquín de Castañeda fue el vicepresidente de la Estudiantina Española que fue a París, siendo comentado que fue éste el "verdadero iniciador de la estudiantina y autor del juicioso reglamento que los escolares se han sometido incondicionalmente desde la formación de la comparsa" [32].

El pié de citado comunicado constaba la relación de los apellidos de los estudiantes que la integraban, a saber:

«Licenciados en Medicina y estudiantes del doctorado: Zabaleta, Vicente, Figueroa, Sans, Moraiz, Montoya.

Alumnos de:

Medicina: Mocorva, Mediano, Trastorza, Marín, Sudupe, Otegui, Muñagorri, Palacios, Aguirre, Zabala, Azcúe, Gómez, Ocio, Mayora, Osaba, Otegui (Fermín), Alzúa, Retana, Berecochea, Cantabranas, Zuázola.

Farmacia: Aramburu, Pimentel, Zurutuza.

Leyes: Larrinoa, Pellón, Zangronis, Olagüenaga, Marina.

Ciencias: Castañeda, Salaverri, Aróstegui, Luzariaga.

Filosofía y Letras: Serdán.

Notariado: Zaldívar.

Arquitectura: Unzalo.

Diplomacía: Galardi.

Comercio mercantil: Onagoitia, Sánchez Olavarría, Urandurraga, Campos.

Preparación para carreras civiles y militares: Pinedo (hermanos), Marticorena, Jorge, Galniarez, Porcell.

Composición: Urandurraga (mayor) Rodríguez, Esbiti, Arenaza, Ibarguren.

Primer premio composición del Conservatorio de Madrid y director de orquesta: Beldarraín.

Escuela de Bellas Artes (cronista): Ordozgoiti.

Como cajero: Goiri» [41].

El 26 de marzo los estudiantes de la Universidad Literaria de Valencia publicaron el contenido de la carta enviada a los catedráticos de la Universidad Central de Madrid residentes en París y  aprovechó el periódico que la difundiera para censurar a la Estudiantina Española (134):

«Los estudiantes de la Universidad de Valencia han dirigido la siguiente carta, autorizada con centenares de firmas, a los ilustres catedráticos de la [Universidad] Central [de Madrid] residentes en París:

“A los señores D. Nicolás Salmerón, exprofesor de la Universidad Central, y D. José Fernando y González, exdirector general de la misma Universidad, residentes en París.

Excmos. Señores: Si un hecho reciente ja podido hacer creer a ustedes que los que en España se dedican al estudio de las diferentes carreras científicas o literarias han olvidado los grandes servicios e innegables merecimientos por ustedes contraídos en la enseñanza pública, los estudiantes de las Facultades existentes en esta Universidad Literaria y que suscriben la presente carta, creyendo interpretar fielmente los sentimientos de la mayoría de sus compañeros de toda España, reiteran a ustedes la seguridad del cariño, respeto y distinción que le merecen sus talentos, la rigidez de su carácter y la grandeza de sus sentimientos.
Con este motivo se ofrecen a ustedes afectísimos seguros servidores Q.B.S.M.
Valencia, Marzo de 1878”.

Digna de elogio es la conducta de los escolares de Valencia y no dejará de ser imitada en breve porlos de las demás universidades españolas.

Bueno es que conste que la estudiantina de panderetas y guitarras no era representante de la juventud de este país, animada siempre de sentimientos y de ideas, que no son los manifestados por aquella en la capital de la nación vecina». 

A pesar del comunicado de la Estudiantina continuaron publicándose el 27 de marzo críticas en la prensa, algunas en verso, como la titulada "La Estudiantina" [48] y que a continuación reproducimos por ofrecer una buena idea de la tensión política que vivía España e aquellos años:

 

«La estudiantina, sin pararse en barras,

con la sal del país,

tocando panderetas y guitarras

alborotó París.

 

Todo el mundo a obsequiarles acudía

con entusiasmo y fé

y hasta hubo ya francesa que decía

salego y sasipé.

 

Sus triunfos en aquella tierra extraña

llegaron hasta mí

y grité entusiasmado ¡Viva España!

con mucho frenesí.

 

Que acudieran del Fígaro a las citas

casi no lo extrañé;

pero hicieron después otras visitas

y entonces me escamé .

[alusión a la hecha a la casa del marqués de Ponce de León, ayudante de D. Carlos de Borbón] [47]

 

Aún estaba dispuesto a disculparlos

salvando su intención,

cuando supe que al ínclito D. Carlos

le echaron su canción.

 

Madrid ya preparaba arcos triunfales

de la comparsa en pro

pero al ver sus instintos liberales

de escobas se surtió.

 

Sintió rugir la estudiantina el trueno

cerca del Escorial,

y pidieron al conde de Toreno [Ministro de Fomento]

consejo paternal.

 

Escoltados al fin por los [guardias] civiles

al bajarse del tren

consiguieron entrar en los Madriles

sin que hubiera belén [desórdenes].

 

Si del viaje un cronista se propone

hacer la descripción,

no será buen cronista si no pone

así la conclusión:

 

"Después de tantos triunfos obtenidos

del Sena en el pensil,

entraron en la corte conducidos

por la Guardia Civil !!"»

Hemos de esperar al 30 de marzo para hallar una carta a D. Nicolás Salmerón y Alonso que inicialmente fuera prohibido prublicar por el Gobernador de Granada (137):

«Los estudiantes de la Universidad de Granada quisieron dirigir a D. Nicolás Salmerón el siguiente despacho telegráfico, autorizado con 400 firmas:

“Al doctor D. Nicolás Salmerón y Alonso, Rue Vaugirard, 16; París.

Los estudiantes de la Universidad de Granada en su inmensa mayoría, lamentando el injusto olvido de la llamada estudiantina española, saludan con profuso respeto al ilustre filósofo, honor del profesorado español y gloria de su patria”.

El gobernador de Granada parece que no permitió la circulación de este telegrama, en lo cual hizo perfectamente porque habiéndole permitido quizá no lo sabrían más que el señor Salmerón y los firmantes, al paso de ahora lo sabrá toda España puesto que se publicará en casi todos los periódicos.

No se les puede negar a los gobernadores canovistas [por Antonio Cánovas del Castillo] que son precavidos y agudos, sobre todo agudos».

No obstante hay aún una parte oscura de este periplo por desvelar y de la que nos da una pista este artículo publicado el 30 de marzo de 1878 por El Pueblo Español [71]:

“Nos dice nuestro corresponsal de París:

El comunicado de la estudiantina publicado en el número de La Correspondencia llegado a París hoy 27 de marzo ha causado gran sorpresa en esta capital pues no refleja los hechos con la claridad y precisión que fuera de desear. Con objeto de que El Pueblo Español tenga datos ciertos y auténticos de determinados detalles, he adquirido los que a continuación traslado:

El pequeño óbolo recogido en París por la estudiantina se compone de las siguientes sumas [francos]:

Primer concierto en los Italianos……………………………… 4.300

Riera……………………………………………………………..  2.500

Doña Isabel……………………………………………………… 1.000

Don Carlos (entregados por el mismo en persona).……...... 1.000

Ponce de León………………………………………………….     500

Mariscal Mac-Mahon (sic)……………………………………..  3.000

Pereire…………………………………………………………… 3.000

Círculo de los eclaireurs………………………………………..    600

A estos quince mil y pico de francos hay que añadir cantidades que desconozco entregadas por doña María Manzanedo, doña María Tarbé y lo recaudado en el segundo concierto de los Italianos*.

Pasando a otro punto de los que abarca el comunicado, los individuos de la Estudiantina, Sres. Pimentel y Ortiz fueron espontáneamente a visitar a D.

Carlos y a doña Margarita a su hotel en Passy, calle de la Pompe, a la una de la tarde del lunes de Carnaval. Encontraron solamente a doña Margarita; le dieron el tratamiento de magestad y le indicaron el proyecto que tenían de dar una serenata a D. Carlos, Doña Margarita les manifestó que las circunstancias especiales en que su esposo se encontraba respecto al Gobierno francés le impedían admitir la serenata en su propio domicilio, y entonces los Sres. Pimentel y Ortiz expusieron la conveniencia de ir a ofrecerles el propuesto obsequio en el domicilio del oficial de órdenes del pretendiente señor Ponce de León, Avenida de los Campos Elíseos, y así se convino. En dicha casa se tocó con entusiasmo la Jota del Molinero y el entusiasmo rayaba en delirio al llegar el verso Navarra tiene ya rey….

Los periódicos que han despedido a la estudiantina ruidosamenmte son: Le Bien Public, La Republique Francaise, Le Siécle, Le Reveil, Le Rappell, Le XIX Siécle, Le Temps, L’Evenement, Paris – Plaisir, La France, y el mismo Fígaro les aconsejó que se marchasen.

El lunes 18, a las 10 de la noche, Edmond Tarbé, director del Gaulois, pronunció las siguientes palabras ante una gran concurrencia de actrices y de periodistas conservadores reunidos en su hotel: ''Señoras y señores: la estudiantina con la cual había contado en esta pequeña fiesta acaba de dejar París sin tener en cuenta los compromisos contraídos conmigo (aquí pronuncia algunas frases inconvenientes que no queremos reproducir)''. Esta corta oración que, con dichas frases inconvenientes, ha aparecido en la prensa de París es una verdadera oración fúnebre de las hazañas carnavalescas de la estudiantina.

E.G.L.”

(*) A estas cantidades habría que añadir las antes reflejadas: 1.000 francos del duque de Madrid (y 1,000 cigarros), 500 francos del embajador de España, marqués de Molins [37] y las cantidades recaudadas en el concierto del día 7 a beneficio de la Estudiantina [33]. A pesar de ello tuvieron mucho gasto o muy mala gestión del dinero pues, tras el robo denunciado el dia 14 [26] quedaron" inmovilizados por falta de fondos para costearse el viaje de regreso", por lo que consiguieron permiso para dar un concierto en beneficio propio (al día siguiente) y, junto a la ayuda de la Embajada española, regresar a Madrid.

La mañana del 29 de marzo "la comision de estudiantes de Valladolid ha obsequiado en [el restaurante] Fornos con un espléndido almuerzo a la estudiantina Española y a todas las comisiones de las distintas Facultades de la Universidad [Central] de Madrid. En la reunión, que ha estado muy animada, se han pronunciado entusiastas brindis dedicados a todos los estudiantes, así franceses como españoles" (121). Al día siguiente, 30 de marzo, coincidiendo con el anuncio que difundía que Oliverio Metra había compuesto la polka La Estudiantina, una simple oración publicada en prensa ofreció la siguiente información: "La estudiantina que estuvo en París ha quedado disuelta por completo" (119), este breve informativo se publicó nuevamente el día 31 (138).

Aunque ya habían declarado su disolución, al parecer guiados por un sentimiento de profunda gratitud al pueblo francés por la extraordinaria acogida dispensada, ofrecería el 10 de abril lo que anunció como su "último" concierto benéfico en el Teatro Real de Madrid, publicándose (122):

«Las Facultades de la Universidad de Madrid, y en su nombre las comisiones respectivas, han organizado un concierto en obsequio de la 'Sociedad Francesa de Beneficencia' que se verificará el miércoles próximo [día 10] en el Teatro Real y en el cual tomará parte la Estudiantina Española, en su constante deseo de manifestar la inmensa gratitud que tioene contraída con la nación vecina. Este concierto es el último que dará la Estudiantina Española y en atención al objeto benéfico a que está destinado varios artistas del regio coliseo se ha prestado también, voluntariamente, a tomar parte de él, y el Sr. Robles ha cedido gratuitamente el teatro».

Sobre el mismo concierto otro periódico publicó al día siguiente (124):

«En el concierto que las Facultades de la Universidad de Madrid ha organizado a beneficio de la Sociedad Francesa de Beneficencia, que se celebrará, según hemos indicado, el miércoles próximo [día 10] en el Teatro Real a las tres de la tarde, se han prestado a tomar parte la señorita Borghi-Mamo y el Sr. Tamberlick, quienes cantarán canciones españolas acompañados por la estudiantina con los instrumentos nacionales. Esta agradable novedad, de que no han podido disfrutar los parisienses, llamará sin duda gran concurrencia a tan benéfica fiesta a la cual están invitados SS.MM. y AA. y toda la colonia francesa residente en Madrid». 

Este concierto, anunciado para las 3 de la tarde del 10 de abril (125) contó con la cooperación de la señorita Adelaide Borghi-Mamo y Sr. Enrico Tamberlick (mezzosoprano y tenor, respectivamente, del mismo teatro) y tuvo el siguiente programa (46):

«Jota ‘Memorias de un estudiante’.

‘Recuerdos de París’.

‘Wals fantástico español’, ejecutado al violín por un estudiante.

‘El tesoro escondido’, cantado por el Sr. Tamberlick.

‘Zortzico’, cantado por el Sr. Tamberlick y coros de la estudiantina.

‘Serenata’, con acompañamiento de violín, piano y órgano.

Jota de ‘El molinero de Subiza’.

'Malagueñas', por la señorita Borghi-Mamo.

‘Jota coreada’.

‘Adiós, zortzico’.

Jota de ‘El postillón de la Rioja’.

Aria de bajo de la ópera ‘Don Carlos’, cantada por un estudiante y acompañada al piano por el maestro Sr. Espín.

Jota coreada ‘¡El Olé!’»

Finalmente, gracias al programa compartido por Rafael García-Santalla Diez, hemos podido saber que dicho concierto benéfico tuvo lugar algo más tarde, el 10 de abril en el mismo eatro antes anunciado y con el siguiente contenido (147):

EE concierto benefico pro francia. Coleccion de garcia Santalla Diez

Programa final (colección personal de Rafael García-Santalla Diez)

Hubo varias crónicas sobre este concierto pero, para no aburrir al lector con contenidos muy similares,  ofrecemos las siguientes por llamar curiosamente la diferente apreciación que cada una hace sobre la ejecución de la mezzosoprano italiana:

«El concierto verificado esta tarde en el Teatro Real a beneficio de la asociación francesa de socorros en Madrid ha sido brillantísimo. Todas las localidades y aún los pasillos han estado completamente cuajados de un público numeroso y escogido deseoso de contribuir a la obra de beneficencia que ha sido su objeto. La estudiantina española tocó admirablemente varios aires españoles mereciendo atronadores y unánimes aplausos. La Srta. Borghy-Mamo (sic) ha cantado, en medio de nutridos aplausos, malagueñas que cantó en su beneficio, pero mucho más despacio y quitándole por lo tanto gran parte de su efecto.

El Sr. Tamberlick cantó también un zortzico y unas canciones de 'El tesoro escondido', con la espresión y el buen gusto con que canta siempre en castellano. El público salió muy complacido. El rey, la reina, la princesa de Asturias y las infantas presenciaron too el espectáculo.

Al salir SS.MM. y AA. le despidieron todas las comisiones de la asociación francesa, de las Facultades y de la estudiantina, y con este motivo se cruzaron varias frases de felicitación a S.M. y de gracias del rey a los estudiantes, que no tenemos tiempo para consignar en esta edición» (126).

 

«Esta tarde se ha verificado en el Teatro Real la función que la juventud escolar española, queriendo dar una prueba de su acendrado cariño al pueblo francés, ha dado a favor de la 'Beneficencia francesa'.

Los artistas, señorita  Borghi-Mamo, señor Tamberlick y el maestro Espín, así como la 'estudiantina española' han sido calurosamente aplaudidos por el numeroso público que llenaba todas las localidades.

A la señorita Borghi-Mamo le hicieron repetir las 'Malagueñas' que cvantó con gusto y afinación esmeradísima. La 'estudiantina española' tuvo también que repetir la jota coreada ¡El olé! y el zortzico Adiós» (127).

Aún disuelta oficialmente, el 13 de abril la Estudiantina Española ofreció una serenata al embajador de Francia en Madrid como "reconocimiento a la buena acogida dispensada en París", de lo que el croquis de Urrabieta permirió a Daniel Vierge realizar el grabado que ofrecemos más adelante [89].

La histórica visita de la Estudiantina Española al Carnaval de París de 1878 trascendió a la escena española, estrenándose el 16 de noviembre de 1951 en el Teatro Albéniz de Madrid 'El Canastillo de Fresas', zarzuela en siete cuadros y una evocación, con libro en prosa y verso original de Guillermo y Rafael Fernández-Shaw y música del maestro Jacinto Guerrero, de la que, según Asencio González [42], "la estudiantina española fue la musa inspiradora y protagonista". En ella Andrés, uno de los protagonistas, es uno de los miembros de dicha estudiantina y canta la siguiente letra de jota:

"Con este vestido

de viejo estudiante,

que es símbolo errante

de nuestro país;

con este vestido de rústica lana,

pasado mañana

me voy a París.

Nos llama la dulce

deidad parisina;

la reina latina

que es novia del sol.

Y a su llamamiento,

que ciega y fascina,

¡va la estudiantina

de garbo español!"

Desconocemos que el Ministro respondiera al telegrama puesto por Zabaleta y difundido por la prensa el 23 de marzo pero, el 19 de abril y tras el regreso de la estudiantina a Madrid, Plácido de Miguel y González escribió que "estuvo en muy poco que no me marché a París" con la Estudiantina Española y no lo hizo "por falsas interpretaciones y disidencias entre los estudiantes de ésta", apostillando -en relación con "acogida poco entusiasta"- su que no era extraño "que satisfechos con tal éxito los jóvenes en cuestión piensen repetir el ensayo el próximo verano en Londres y luego en algunas capitales de América.." (136), abriendo la posibilidad (hipótesis del autor) que Dionisio Granados, que ya tenía conformada su Orquesta de Trovadores Españoles, la rebautizara o tomara de ella los elementos que conformaron en mayo de 1878 la posteriormente celebérrima Estudiantina Española Fígaro.

Debido a la gran profusión de informaciones informando de este viaje al Carnaval de París, así como por los variados grabados publicados, comenzaron a surgir estudiantinas de nueva creación, como la que se estaba formando el 27 de septiembre en Lugo [72], cuyos "trajes se confeccionan con arreglo al figurín de los de la Estudiantina Española en París".

A pesar de haberse disuelto oficialmente el 30 de marzo, la Estudiantina Española mantuvo algunas actividades benéficas, como el concierto realizado en el Circo de Rivas anunciado para el 29 (84) y el 30 de abril (134).

Estudiantina Española concierto en el circo de Rivas Madrid La Academia revista de cultura hispano portuguesa latino americana tomo III nº 15 opt

Concierto dado por la Estudiantina Española en el Circo de Rivas (1878). Colección personal del autor [84]

El 1 de mayo supimos que la Estudiantina Española se hallaba realizando varios conciertos en el Teatro y Circo de Rivas (el último realizado el día anterior), junto a artistas como la tiple "Sra. Franco de Salas" y "la señorita Cervantes" (arpista), a favor de "las familias de las víctimas de la costa cantábrica" (134), en referencia a la "galerna del Sábado de Gloria" (madrugada del 5 de abril), cuando se ahogaran 132 pescadores de Cantabria y desaparecieran otros 190 de Vizcaya y Guipúzcoa. Posteriormente supimos que el concierto del Teatro de Rivas debió lograr una caja cercana a los 30.000 reales (142).

El 1 de mayo supimos algo más de esta serie de conciertos benéficos (140):

«Con grandísima concurrencia, hasta el punto de no haber ni una sola localidad desocupada, se verificó ayer tarde, en el Teatro y Circo Príncipe Alfonso*, el anunciado concierto a beneficio de las familias de los naufragios en la costa cantábrica.

Tomaron parte en este concierto, cuya brillantez corresppondió al nobilísimo opbjeto que le motivaba, la distinguida arpista señorita Esmeralda Cervantes, la Sra. Franco de Salas, el pianista señor Tragó, el violinista Sr. Albertini, el Sr. Arin, la Estudiantina española y los Sres. Arambarri y Sáez, discípulos del Sr. Ronconi....».

(*) Conocido familiarmente como Teatro Circo de Rivas.

El 3 de mayo la Estudiantina Española escribía la siguiente carta al director de El Serpis [82] y que explica el destino de lo recaudado en París:

«Madrid, a 3 de mayo de 1878.

Muy Sr. Mío: En este momento, las seis de la tarde, afluyen al salón del Prado, en distintas direcciones, las corrientes estudiantiles que durante todo el día han inundado los salones de la aristocracia, las oficinas del Estado, los comercios de Madrid y sus calles todas.

Reunidos a las doce de la mañana, como tenían de antemano predispuesto en el espacioso Patio del Ministerio de la Gobernación, un inmenso gentío ocupaba la Puerta del Sol y sus inmediaciones, habiendo atravesado por entre la multitud de gente que esperaba la hora de salir de aquél sitio la ya justamente célebre Estudiantina de París, con sus elegantes capillas de terciopelo y el tricornio del antiguo bachiller.

Después de haberse  hecho paso por entre el oleage del pueblo, que al son de los acentos acordes de una digna orquesta y al aproximarse en ordenada formación por la calle de Alcalá hasta el sitio en que esperaban las demás comparsas, se aglomeró hacia ella la Estudiantina de París (así la llamaban esta tarde), entró en el Patio a donde estaban las de Madrid no sin antes formar un ordenado círculo a la voz del director o jefe que previamente les dirigió no una sino algunas palabras de mando; después digo, de llegar la Estudiantina de París, poco después, tomaba cada una la dirección que tenía prefijada y han sido el objeto del mayor entusiasmo en todas las calles de Madrid.

Sin duda que la recaudación ha correspondido al sentimiento filantrópico que por lo general caracteriza al vecindario de la Corte y las infortunadas familias de los náufragos de nuestra costa habrán tenido o tendrán un consuelo, si es que esta clase de desgracias se mitigan con el dinero».

También el 3 de mayo tuvo lugar una salida postulante que congregó por las calles de Madrid a siete estudiantinas para allegar fondos destinados al mismo fin, como se puede apreciar en el siguiente artículo de prensa que la convocó con antelación (141):

«Mañana viernes, a las doce del día, se reunirán en la Puerta del Sol las siete estudiantinas que se han brindado a recojer (sic) fondos para alivio de las familias de los náufragos del Cantábrico. Desde aquél punto se dirigirán cada una al barrio que le ha correspondido en suerte.

La estudiantina titulada ‘Tuna de San Carlos’ recorrerá los barrios del Pósito, Recoletos y Salamanca, y paseos del Prado, Botánico, Atocha y Retiro.

La ‘Antigua Tuna de San Carlos’, calles de Alcalá e inmediatas, paseo y ronda de Recoletos, calles de Hortaleza, ronda de Bilbao, calle Ancha de San Bernardo, plaza de Santo Domingo, calle de Preciados, Puertta del Sol.

‘Mefistófeles’, calles Ancha de San Bernardo e inmediatas, ronda de Fuencarral, calles del Buen Suceso, de Ferraz y de Bailén, plaza de Oriente, calle del Arenal y Puerta del Sol.

La ‘Estudiantina Española’, calle del Arenal, plaza de Oriente, calle de Bailén, Las Vistillas, calles de Calatrava y de Toledo, plaza y calle Mayor y Puerta del Sol.

La ‘Tuna Escolar’, calle y laza Mayor, calle de Toledo, Campillo del Nuevo-Mundo, Barranco de Embajadores y calles de Zurita, de Santa Isabel y de Atocha.

Y ‘El Carnaval Español’, calles inmediatas a la plaza Mayor y de Atocha, paseo del Prado, calle de Atocha y Puerta del Sol.

A las seis y media de la tarde se reunirán todas las estudiantinas en el Salón del Prado».

Posterior supimos datos más concretos de la manera en que realizaron la póstula y el monto de lo recogido:

«El concierto verificado el martes último en el Circo del Príncipe Alfonso produjo 35,728 reales y las estudiantinas recogieron ayer próximamente 1.000 duros, de los cuales 8.000 rs. fueron recaudados sólo por la estudiantina española que estuvo en París» (144)

«Las estudiantinas de Madrid.

Recorriendo los paseos y calles de la capital para recoger socorros en favor de los huérfanos y viudas de los náufragos en el último temporal del Cantábrico.

El lápiz de uno de nuestros dibujantes ha copiado el momento en que la generosa juventud de Madrid vistió de nuevo sus trajes carnavalescos para poner sus alegres cantares y su popularidad al servicio de la desgracia [ver grabado sigiente]. Delante de cada estudiantina iban marineros conduciendo grandes tarjetones que declaraban el caricativo objeto de aquellas comparsas y cajas donde los postulantes iban echando el dinero que recogían y que ascendió a la suma de más de mil duros» (145). 


Estudiantinas de Madrid postulando para las victimas de la Galerna del Cantabrico La Academia. 15 05 1878. Pag. 1 min 1

Estudiantinas que postularon por Madrid a favor de las víctimas de la galerna del Cantábrico (145)

Tras ello la Estudiantina Española dio por terminada su existencia porque, además de que el 7 de mayo la prensa, hablando en pasado, anunciaba una reunión de los "jóvenes que componían la estudiantina Española", reunión que se decía era "para tratar de asuntos interesantes de la misma" (143), el 15 de junio "una comisión de la disuelta estudiantina española" fue recibida por el rey de España (146).

 

Eco 

Al año siguiente (1879), con las carreras ya finalizadas, se reunieron nuevamente en el Café de Fornos para conmemorar con un banquete el aniversario de esta célebre expedición al Carnaval de París [75].

A modo de epílogo

Según los artículos hallados que fueron publicados por la prensa de la época sobre lo acontecido a la Estudiantina que viajó a París en 1878, hay datos que señalan que:

  • Constituyeron una comparsa de carnaval integrada por estudiantes que se organizó como estudiantina, al parecer ad hoc, para acudir al Carnaval de París de 1878;
  • En gran parte procedían del Conservatorio y de la Facultad de Medicina de Madrid, habiendo reconocido que entre sus integrantes había 29 escolares de Medicina, 5 de Derecho, 2 de Filosofía y Letras, 4 de Ciencias, 5 de Farmacia, 3 de Comercio, 1 del Notariado, 1 de Diplomática, 6 de Carreras Especiales, 1 de Arquitectura, 3 del Conservatorio y 1 de Bellas Artes (por lo que podría suponerse que el resto, hasta los 60-64 componentes, podían ser del Conservatorio en su mayoría, institución que en 1933 estaba incluída dentro del Distrito Universitario de Madrid).
  • Estuvo integrada, según las fuentes, por 60 a 64 individuos y tenía en sus filas a 12 postulantes, 10 panderetas, 10 violines, 8 flautas, 6 bandurrias y 16 guitarras, pudiéndose inferir que los restantes (no ejecutantes) formaban el coro;
  • Las panderetas y mástiles de los instrumentos de plectro exhibían lazos con los colores nacionales y cintas flotantes, elementos típicamente carnavalescos;
  • Cuyos “ricos y vistosos trajes” fueron resultado del diseño sin rigor histórico del sastre del Teatro Real de Madrid, Sr. Lorenzo Paris, que en España fueron tildados de “flagrante anacronismo” por mezclar elementos de diferentes siglos, incumpliendo su propósito confeso ante la prensa “disfrazarse con el clásico traje de los antiguos sopistas de Salamanca y Alcalá”;
  • Su vestimenta estuvo compuesta por jubón y gregüescos de terciopelo negro con botones de acero, ancho cuello de encajes, medias negras de seda, zapatos de charol con lazo de igual color y hebilla de acero; guante blanco de cabritilla, gorra de terciopelo con un nudo de cinta amarilla y encarnada en unos pocos, en los más, sombrero apuntado con “la funesta cuchara á guisa de escarapela”;
  • Su organización interior dispuso de un “meditado reglamento, de cuya observancia exactísima debía cuidar el presidente”;
  • Interpretaron valses, bolerosjotas, zorcicos, polos y malagueñascantaron jotas y seguidillas;
  • Uno de sus panderetistas, el Sr. Pinedo, sufrió una caía en la plaza de la Ópera, al parecer sin consecuencias;
  • Inicialmente se alojó en una fonda del faubourg Montmartre, alojamiento inicial del parece que posteriormente se trasladaron a un hotel (quizás para descansar mejor y recibir debidamente a periodistas y visitas significativas);
  • Si bien recorrieron boulevares parisinos, se detuvieron a tocar en la Plaza de la Ópera y el Jardín de las Tullerías, sus aires nacionales españoles y los estudiantes parisinos les organizaron diversos actos (un “opíparo banquete” en el Barrio Latino y un “baile de Bullier" en referencia a Le Bullier), sus visitas, serenatas y conciertos se centraron en los periódicos de la capital (Liberté, Le Fígaro, Le Gaulois, Soleil, Le Moniteur, Le Constitutionnel).
  • Si bien se justificó por la prensa la enorme cantidad de gente que abarrotaba el entorno de la redacción del Fígaro para que las primeras piezas que alí interpretaran fueran ejecutadas desde el balcón de dicho periódico, lo que realmente parece que sucedió fue que era tanta la gente que se agolpaba alrededor de los los estudiantes cuando intentaron tocar algunas piezas delante de la redacción que tuvieron entrar en ella con algunos instrumentos rotos, siendo esto la causa de que salieran al balcón y allí tocaran varias piezas. 
  • Centraron sus presencias en otros entornos de poder e influencias como la Embajada de España, Palacio de la Presidencia (donde los recibió el Mariscal Mac-Mahon), Círculo de la Prensa, Palacio del Elíseo, Palais Royal,  Palacio Basilewsskí , Prefectura de Policía del Sena, Tribunal de Comercio, Facultad de Derecho, Círculo Agrícola Charpentier, Grande Hotel, Teatro Italiano, a la comisaría delegada de España para la Exposición Universal que ese año se celebraba en París (sitas en el Hotel Passy), así como a los domicilios de la Reina Isabel, princesa Matilde (prima de Napoleón III), Príncipe de Gales, marqueses de Campomanes, marqués de Ponce de León, marqués de Casa-Riera, conde Benedetti, conde de Fernandina, barón de Rothschild, hija del duque de Santoña, embajador de Francia en Italia, señores de Heinde, señora de Heine, el decano de la Facultad de Medicina (Mr. Wurtz), banqueros como los señores Riera, Cuadra y Pereira, la hija del Sr, Manzanedo, Pereire y á varias casas del aristocrático barrio de la Estrella señalándose su interés por visitar igualmente a Víctor Hugo y actuando ante otros artistas de renombre como el compositor Renaró, el pintor Pauquelin, la Alboni, Depuis, Theo, Gudic y otros eminentes cantantes y músicos del momento. Visitaron también la Facultad de Leyes, la Prefectura de policía y Tribunal de Comercio
  • En la Prefectura de policía recibieron permiso del la autorida competente, Mr. Alberto Gigot, para que usaran “sus trajes de Carnaval” mientras permanecieran en París con el carácter y objeto con que vinieron, ampliando el uso de vestimentas ajenas a los usos y costumbre franceses más allá de los días del Carnaval;
  • Los donativos recibidos fueron elegantemente tratados por la prensa, asegurando generalmente que los regalos "son de bastante consideración", pero ha trascendido que el mariscal Mac Mahon les regaló 3.000 francos, la reina Isabel 1.000, el duque de Madrid 1.000 (más mil cigarros), el marqués de Ponce de León 500, al igual que el embajador de España, mientras que el marqués de Casa-Riera, al parecer, les entregó ‘diez mil reales’.
  • Igualmente fueron objeto de varias críticas, de las cuales la más objetiva nos parece la que hizo referencia a su traje, del que se publicó que “si bien ostentaba el tricornio, presentábalo reformado y embellecido, no siendo ya aquel sombrero mugriento y de grandes picos del siglo XVIII, uniendo en flagrante anacronismo, el cuello de abanillo del siglo XVI, con las medias, calzas y valones negros del XVII, y los zapatos de hebilla y el tricornio del XVIII, suprimiendo además la característica sotana”, pero las hubo (y muy duras) también desde el prisma político y económico;
  • Al parecer la crítica recibida sobre una supuesta conducta pro-carlista no sólo se debió a que D. Carlos de Borbón fuera uno de los invitados a una fiesta dada en honor a la Estudiantina, sino que el marqués de Ponce de León, a cuya casa fueron y les obsequió 500 francos, era el ayudante de D. Carlos y solía acompañarle a todas partes.
  • Sufrieron un robo que les hizo prorrogar su estancia en París y por el cual consiguieron permiso para dar un concierto en beneficio propio que, junto a la ayuda de la Embajada española, les permitió regresar a Madrid haciendo escala en Poitiers. Posteriormente se identificó y detuvo al ladrón y devolvió el dinero a la Estudiantina.
  • Destinaron el dinero recaudado a ayudar a las familias de los náufragos la costa española, en referencia a la galerna acontecida en la madrugada del Sábado Santo en la costa cantábrica que costó la vida a más de 300 pescadores.
  • Aunque la Estudiantina Española se disolvió el 30 de marzo, realizó posteriormente al menos un concierto  y una salida postulante a favor de las víctimas de la galerna del Cantábrico y ofreció una serenata al embajador de Francia en Madrid,
  • Hay aún una parte oscura de este periplo por desvelar y de la que sólo conocemos el enfado de Edmond Tarbé, director del periódico Gaulois, ante el plantón dado por la estudiantina en la fiesta que diera en su casa el 18 de marzo y a la que se habían comprometido en asistir.
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Fuentes:
  1. Antonio Luís Morán Saus, José Manuel García Lagos y Emigdio Cano Gómez. Cancionero de estudiantes de la tuna, el cantar estudiantil de la Edad Media al siglo XX. Ed. Universidad de Salamanca, 2003.
  2. Su vestimenta fue diseñada por el sastre del Teatro Real de Madrid reuniendo elementos de varios siglos. Dicho sastre fue Lorenzo Paris, conocido como el ‘capo serio’, que dirigió la sastrería de dicho teatro, al menos, durante el periodo de 1877 a 1885, datos ofrecidos por el autor en su conferencia 'Sociedad, Universidad y Tuna'  impartida en el I Congreso Iberoamericano de Tunas (Centro Cultural 'Puertas de Castilla'. Murcia, 13 de abril de 2012) y publicada posteriormente por él en el artículo Vestimenta escolar e identidad académica en España. PURIQ, revista de la Universidad Nacional Autónoma de Huanta. Vol. 4., E357. Disponible en https://doi.org/10.37073/puriq.4.357 
  3. La Ilustración Española y Americana, nº 8; 28-02-1878.
  4. La Ilustración Española y Americana, nº 10; 15-03-1878.
  5. El Imparcial, 04-03-1878.
  6. El Imparcial, 05-03-1878.
  7. La Paz de Murcia, nº 6202; 05-03-1878.
  8. El Imparcial, 06-03-1878.
  9. La Ilustración Española y Americana, nº 10; 15-03-1878.
  10. La Ilustración Española y Americana, nº 11; 22-03-1878.
  11. El Imparcial; 07-03-1878.
  12. La Paz de Murcia, nº 6203; 07-03-1878.
  13. La Ilustración Española y Americana, nº 10; 15-03-1878. 
  14. El Imparcial, 08-03-1878. pp. 3-4.
  15. Julio Monreal. Correr la tuna. En: Almanaque de la Ilustración; Madrid 1879.
  16. El Imparcial, nº 3877; 09-03-1878.
  17. El Imparcial, nº 3876; 10-03-1878.
  18. La Ilustración Católica, nº 32. 10-03-1878.
  19. El Imparcial, 11-03-1878. Portada.
  20. Boletín de Loterías y de Toros, nº 1411. 11-03-1878.
  21. El Imparcial, nº 3880; 12-03-1878. 
  22. El Imparcial, nº 3880; 12-03-1878.
  23. El Imparcial, nº 3882; 14-03-1878.
  24. El Imparcial, nº 3880; 12-03-1878.
  25. El Imparcial, nº 3879; 11-03-1878.
  26. Ana Belén Lasheras Peña. España en París. La imagen nacional en las Exposiciones Universales 1855-1900. Universidad de cantabria, Departamento de Historia Moderna y Contemporánea. Santander, 2009. pp. 391.
  27. El Imparcial, nº 3884; 16-03-1878.
  28. El Imparcial, nº 3886; 18-03-1878.
  29. La Ilustración Católica, nº 33. 17-03-1878.
  30. El Imparcial, nº 3886. 18-03-1878.
  31. El Imparcial,  nº 3888. 20-03-1878.
  32. La Ilustración Española y Americana, nº 12; 30-03-1878.
  33. La Correspondencia de España, nº 7383. 10-03-1878.
  34. La Academia, revista de cultura hispano-portuguesa, latino-americana, nº 11. 23-03-1878.
  35. La Academia, revista de cultura hispano-portuguesa, latino-americana, nº 11. 23-03-1878.
  36. La Academia, revista de cultura hispano portuguesa, latino-americana, nº 14. 15-04-1878.
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  140. La Paz, periódico de noticias, avisos y fomento de la provincia de Murcia. 02-05-1878. Pag. 3.
  141. La Correspondencia de España. 02-05-1878. Pag. 2.
  142. La Voz Montañesa, periódico político, administrativo y de intereses generales. 04-05-1878. Pag. 2.
  143. La Correspondencia de España. 08-05-1878. Pag. 2.
  144. El Bien Público. 08-05-1878. Pag. 2.
  145. La Academia, revista de cultura hispano portuguesa, latino-Americana. 15-05-1878. Pag. 1 y 13.
  146. La Correspondencia de España. 15-06-1878. Pag. 3.
  147. Programa del concierto benéfico de la Estudiantina Española a favor de la Beneficencia de Francia. 10-05-1878. Colección Rafael Santalla Diez, reproducida con autorización previa.
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Publicación: 03/01/13          Actualización: 05/11/2023